Diurno

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Te removiste en la cama después de sentir algo suave y cálido posarse sobre tus labios por un minuto, importándote muy poco que el cabello te cayera en el rostro mientras te dabas la vuelta, intentando recuperar el sueño después de esa extraña sensación. Mas te tuviste que despertar cuando sentiste que los mechones de cabello sobre tu rostro eran apartados con cuidado hasta ponerlos tras tu oreja, descubriéndote el rostro. 

Confundida y con los ojos desenfocados lograste ver una silueta blanca y negra sentada en el borde de la cama, con un brazo extendido hacia ti. Frunciste el ceño y te relamiste los labios extrañamente húmedos y dulces mientras tu visión comenzaba a aclarar y tu cerebro comenzaba a trabajar la parte motora y la memoria.

-¿... Levi? ¿... Qué...?- Preguntaste con la voz pastosa y ronca, notando la luz de una vela encendida sobre el buró de tu cama. La persona junto a ti se limitó a levantarse cuando notó que tenía tu atención, acercándose a tu closet y sacando de allí tu capa de la Legión antes de tirártela sin ninguna delicadeza sobre la cara. -¿¡Oye, que demon-...!?-

-Eres escandalosa.- Escuchaste la voz del Capitán Levi gruñirte desde el closet, captando también el sonido de tus correas mientras eran lanzadas por el aire hasta caer en tu regazo. Te quitaste la capa de la cara mientras te sentabas en la cama, observando por fin bien al Líder de los Soldados sujetando tu equipo de maniobras tridimensionales mientras te lo dejaba también sobre el buró. -Aséate y pontelo rápido. Vamos a salir.-

Confundida y atontada por el adormecimiento le frunciste el ceño al moreno, sin comprender una mierda y por ende sin moverte mientras intentabas procesar la información que sus escasas palabras te dejaban. El Capitán se cruzó de brazos a su vez y mirándote feamente, se acercó a la cama, arrancándote las sabanas del regazo y arrastrándote fuera de ellas.

-¿Acaso eres sorda?- Preguntó, agitándote por los hombros. -Espabila y apresúrate. ¿O acaso prefieres que yo mismo me encargue de vestirte? Sabes que no me voy a detener por eso.-

Lo ultimo fue suficiente para hacerte reaccionar, sonrojandote al instante. Volaste al baño, cepillaste tus dientes como un rayo y te peinaste tan rápido que casi te arrancaste el cuero cabelludo de la cabeza cuando halabas los nudos. Luego regresaste al dormitorio, dispuesta a ponerte pantalones y uniforme, pero el Capitán Levi te detuvo diciendo que no había tiempo para eso, así que te amarraste las correas al pecho, la cintura y las piernas por encima de uno de tus cortos camisones, te colocaste el equipo de maniobras tridimensional y te canchaste unas botas ante su mirada impaciente, el de cabello negro golpeando el suelo con el pie mientras miraba por la ventana hacia el cielo negro de la madrugada.

-Son las cuatro de la mañana, ¿Qué está pasando?- Preguntaste parándote frente a él, quien se limitó a echarte una rápida mirada de pies a cabeza antes de cubrirte él mismo con la capa de la Legión, abrochandola y poniéndote la capucha en la cabeza.

-Sígueme. Quiero que veas algo.- Ordenó, colocándose su capucha y dándose la vuelta para tomar la vela encendida y salir junto a ti de la habitación. Todos seguían dormidos, por lo que las luces estaban apagadas y los pasillos obscuros y se vieron obligados a caminar con sigilo para no ser capturados. 

Bajaron hasta los establos, donde el imponente Black Jack estaba ensillado y esperando atado a un poste. Miraste a Levi sin comprender nada de lo que pasaba al ver a su caballo listo para partir, pero él ni por asomo te regresó la mirada. No te iba a decir una mierda.

-Sube.- Ordenó de nuevo. Tu te limitaste a sujetarte de la silla y meter un pie en los apoyos, pero no pasó mucho para que sintieras las manos del soldado sobre tu cintura, ayudándote a subir con su fuerza. Vaya que era un caballero...

Roulette Of MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora