Sin Alma

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-Ese es todo el maldito reporte.- 

Casi con asco, Levi dejó sobre el escritorio de Erwin una pila de papeles. Los había hecho en esa sola noche, acompañado tan solo por una jarra de té, una vela, tinta, plumero y la ansiedad de no estar junto a su mujer cuando esta no se había dignado a despertar aun después de casi cinco días. 

Sinceramente sentía que se lo llevaban los mil demonios, Erwin sabía que él estaba preocupado por ella y sin embargo lo obligaba a hacer el maldito papeleo. Maldito rubio...

Se sorprendió a si mismo llamando a Erwin "Maldito Rubio" aun después de tantos años trabajando juntos. ¿Sus niveles de estrés eran tantos? No prestó atención a lo que él hacía, decidiéndose por abrir sin permiso alguno una gaveta del escritorio del Comandante, sacando de él un paquetito blanco, del cual extrajo tres delgados tubos igualmente blancos: Cigarrillos. 

Guardó dos de los que había sacado en el bolsillo de su chaqueta y dejó dos más sobre el escritorio, buscó el encendedor que él guardaba en su bolsillo, encendiendo dos de esos y dejándole uno en los dedos a su jefe, quien lo aceptó sin despegar los ojos de los informes ni un segundo. 

Levi se limitó a acercarse al ventanal de la oficina, mirando hacia afuera. Estaba lloviendo. Tanto él como su compañero le dieron una calada al cigarrillo al mismo tiempo, soltando el humo tras varios segundos y haciendo que este se acumulara sobre sus cabezas al estar encerrados en aquella oficina. 

Levi había tomado aquella costumbre gracias a Erwin, Hans y Mike, quienes fumaban desde tiempos inmemorables. Le quitaba el estrés, lo relajaba de alguna manera, aunque no dejaría ni por asomo que su joven mujer supiese de esa nociva y asquerosa costumbre suya o que siquiera pensara en seguirlo en sus acciones. Él sabía que se estaba matando lentamente, pero poco le importaba mientras ella no lo supiera y quisiera imitarlo. Y la verdad, era que a veces se tenía asco a si mismo por haber caído en semejante vicio tan estúpido.

-Con que tres titanes...- Levi se limitó a mirarle por sobre el hombro y esperar, presenciando como la sorpresa en el rostro siempre calmado de Erwin se dejaba ver al terminar de leer el párrafo, girándose hacia Levi con los ojos abiertos. -... ¿Sin gas y con solo un par de cuchillas? ...Eso es...-

-Imposible.- Gruñó Levi en respuesta, soltando más humo por la boca.

Pero él sabía que Levi no mentiría en algo así. No de esa manera tan absurda, no sobre la mujer que él tanto se empeñaba en mostrar como débil y necesitada de su protección. -¿Es que acaso lo han visto?-

-Son hipótesis en realidad.- El de cabello negro volvió a llevar el cigarrillo a su boca. -Para cuando llegamos, Alex ya estaba muerto. Pero tú viste muy bien que estaba cubierto de esa mierda que tienen en el estómago, al igual que ella lo estaba. Además, estaba herida como si hubiese estado luchando y sus cuchillas no tenían filo, estaban rotas y los titanes aún no habían terminado de evaporarse. Tampoco había rastros de otros soldados cerca. Al menos no vivos.-

No había otra opción. Esa jovencita había logrado matar a esos tres titanes ella sola sin el equipo de maniobras, como Levi y Mike explicaban en sus informes. Erwin estaba impresionado, no había visto a un soldado hacer proezas como esa desde que había conocido a Levi, Farlan e Isabel. 

El simple hecho de que esa muchacha hubiese logrado acabar con titanes de esa altura sin nada más que cuchillas y sed de venganza era suficiente como para pensar en destronar al mismísimo Levi de su puesto, quien si bien era capaz de acabar con varios titanes de una sola tirada, sin el equipo de maniobras se encontraría con dificultades.

En silencio, el Comandante se levantó de su escritorio y caminó hasta una pequeña estantería llena de lo que parecían ser libros. De allí, buscó con su dedo hasta que extrajo uno en específico, sacándolo y abriéndolo, pasando las páginas rápidamente hasta que por fin pareció conseguir lo que buscaba.

Roulette Of MemoriesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora