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Este capítulo está dedicado a todxs los que buscaban esta historia y la apoyan.

Gracias!

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CAPÍTULO 15

Joaquín cerró los ojos mareado con el aroma del sándalo. El aliento de Emilio le acariciaba el cuello y su rostro estaba tan cerca que podía sentir los incipientes pelos de su barba rozándole la mejilla.
Todo su cuerpo quería rendirse ante él.
Sí, por favor, sí. Miró los definidos y duros músculos de los hombros y el hueco de la garganta. ¡Ay, cómo desearía pasar la lengua por esa canela piel, y comprobar que el resto de su cuerpo era tan sabroso como su boca!.

Emilio sería espléndido en la cama. No había duda. Pero Joaquín no significaba nada para él. Nada en absoluto.

— No puedo — balbuceó, dando un paso atrás.

Con la decepción reflejada en los ojos, Emilio apartó la mirada y adoptó una actitud brusca y resuelta.

— Podrás — le aseguró.

Interiormente, sabía que Emilio tenía razón. ¿Cuánto tiempo sería capaz una persona de resistirse a un hombre como él? Alejando esos pensamientos de la mente, miró al otro lado de la calle.

-Necesitamos comprarte algo que te siente bien.

-No he podido hacer otra cosa; le saca una cabeza a Eduardo, y es dos veces más ancho de hombros — dijo Niko — La estupenda idea de que lo trajera conmigo fue tuya.

Joaquín lo miró con los ojos entornados.

-De acuerdo. Estaremos en F21, por si nos necesitas.

-Muy bien, pero tengan cuidado.

¿Que tengamos cuidado? — preguntó Joaquín

Niko señaló a Emilio con el dedo gordo

-Si hay una estampida de mujeres, hazme caso y apártate de su camino. Desde que se fue el último grupo de admiradoras no siento el pie derecho.

Joaquín cruzó la calle entre carcajadas. Sabía que Emilio iría tras él; de hecho, sentía su presencia justo a su espalda. Era algo innegable: ese hombre tenía una forma horrorosa de invadir sus pensamientos y sus sentidos.

Ninguno de los dos dijo una palabra mientras atravesaban la atestada galería comercial, y entraban en la primera tienda que vieron.

Joaquín echó un vistazo hasta encontrar la sección de ropa masculina. Cuando la localizó, se dirigió hacia allí.

-¿Qué estilo de ropa te gusta más? — le preguntó a Emilio, mientras se detenía junto al expositor de los jeans.

-Para lo que tengo en mente, el nudismo nos vendría bien.

Joaquín puso los ojos en blanco-
Estás intentando fastidiarme, ¿verdad?

-Tal vez. Debo admitir que me gustas mucho cuando te sonrojas.

Y se acercó a él. Joaquín se apartó y dejó que el mostrador de los vaqueros se interpusiera entre ellos.

-Creo que necesitarás por lo menos tres pares de pantalones mientras estés aquí.

Él suspiró y miró atentamente los jeans.

-¿Para qué molestarte si me iré dentro de unas semanas?.

Joaquín lo miró furioso...

¡Por Dios, Emilio! — le espetó, indignado — Te comportas como si nadie se hubiese preocupado de vestirte en tus anteriores invocaciones.

dios del sexo emiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora