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CAPÍTULO 23

Emilio lo miró, captando la sinceridad con la que había pronunciado sus palabras. Por alguna inescrutable razón, su cumplido le reconfortó.

-Hice lo que pude.

-Apuesto a que les diste una patada en el culo a unos cuantos ejércitos — continuó él.

Él sonrió. No había pensado en sus victorias desde hacía siglos.

-Pateé a unos cuantos romanos, sí.

Joaquín se río ante el uso del vocabulario.

-Aprendes rápido.

-¡Oye! — exclamó Niko, interrumpiéndolos — ¿Puedo echarle un vistazo al arco de Cupido?

-¡Sí! — exclamó Joaquín — ¿Podemos?

Emilio lo sacó de su bolsillo y lo dejó sobre la mesa.

-Con cuidado — advirtió a Niko mientras alargaba el brazo — La flecha dorada está cargada. Un pinchazo y te enamorarás de la primera persona que veas.

Él retiró la mano. Joaquín cogió el tenedor y con él arrastró el arco hasta tenerlo cerca.

-¿Se supone que debe ser tan pequeño?

Emilio sonrió.

-¿Es que nunca has oído esa frase que dice: "¿El tamaño no importa?"

Joaquín puso los ojos en blanco.

-No quiero ni escucharla de un hombre que la tiene tan grande como tú.

-¡Joaquín Bondoni! — jadeó Loki

-Jamás te había oído hablar así

-He sido extremadamente comedido, considerando todo lo que ustedes me han dicho estos últimos días.

Emilio acarició el cabello de Joaquín. Esta vez, el menor no se retiró. Estaba haciendo progresos.

-Entonces, dime cómo usa Cupido esto — le dijo él.

Emilio dejó que sus dedos acariciaran los sedosos mechones de su pelo. Brillaban aun con la escasa luz del restaurante.

Deseaba tanto sentir ese pelo extendiéndose sobre su pecho desnudo... Enterrar su rostro en él y dejar que le acariciara las mejillas.

Con la mirada ensombrecida, imaginó cómo se sentiría al tener el cuerpo de Joaquín rodeándolo. Y el sonido de su respiración junto al oído.

-¿Emilio? — preguntó él, sacándolo de su ensoñación — ¿Cómo lo utiliza Cupido?

-Puede adoptar un tamaño semejante al del arco, o puede hacer que el arma se haga más grande. Depende del momento.

-¿En serio? — preguntó Niko — No lo sabía.

La camarera llegó corriendo y colocó la bandeja sobre la mesa, mientras devoraba con los ojos a Steve como si fuese el especial del día.

Muy discretamente, Emilio recogió el arco de encima de la mesa y lo devolvió a su bolsillo.

Siento mucho haberle hecho esperar. Si hubiese sabido que no iban a atenderle de inmediato, yo misma le habría tomado nota nada más al sentarse.

Joaquín le dirigió a la chica una mirada ceñuda. ¡Joder!, ¿es que Emilio no podía tener cinco minutos de tranquilidad, sin que una mujer se le ofreciera abiertamente?

-¿Y eso no te incluye a ti?.

Se quedó helado ante el giro de sus pensamientos. Joaquín se comportaba exactamente igual que los demás, mirándole el culo y babeando ante su cuerpo.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2022 ⏰

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