Alexander podía jugar este juego, sí..., era un animal intuitivo, la interacción era parte primordial de un espíritu que no lograron quebrar, le fascinaba los desafíos, antes estos tomaban la forma de nuevas recetas y sabores, ahora, sin embargo, representaba la figura de una osa polar que parecía querer golpearlo y luego darle un beso.
Oh sí, por probar esos labios Alex recibiría hasta el mismísimo campeón mundial de peso pesado.
Acercando uno de los platos con tarta, el hambre pinchando debajo de su esternón, Alex probó un bocado, permitiendo que sus papilas cumplieran con su trabajo.
-Está... Tiene..., el sabor es algo terroso.
Gala dejó de mover la cuchara en círculos sobre el café.
-No eres el único cocinero del mundo, ¿lo sabias?
-Sí, pero confío en mis habilidades -se defendió-. ¿Sabes que le vendría bien? Polvo de hornear, eso lo haría más esponjoso.
Las bayas dulces estaban bien, la comida era aceptable, claro que, siempre se podía ser mejor.
-Gala, Gala, quita esa cara -dijo en voz baja-. Sé que no quieres estar aquí, yo tampoco, pero esto no es tan malo.
Corrección, sí era malo si estaba ese tal Nilak que le hacía hervir de celos.
-Se acerca tu viejo pretendiente.
Alex enterró el tenedor en la tarta.
-Él no fue mi...
-Buenos días.
El león de Alex rugía por dentro, estaba algo loco y desesperado, como él.
-Espero que la comida de Aidal les haya hecho sentir mejor.
Gala era una piedra. Ella bien podría ser la inventora de la Ley del Hielo, le iba a la perfección, como un guante.
-Nos vendría bien un par de explicaciones -dijo Alex, con toda la amabilidad que pudo expresar, falló en hacerla parecer real-. Y la comida está bien.
-Me alegra saberlo.
Los cristalinos ojos del oso estaban fijos en Gala, Nilak quería su atención. Pues buena suerte al pobre infeliz, cuando la mujer se decidía por ignorar a alguien no había nada que le hiciera cambiar de opinión.
Alexander era la prueba y testigo de ello.
-El león puede irse en cuanto lleguen sus documentos de identidad para hacer una réplica y validarlo. Eso tomará dos días como máximo.
Gala agarró un tenedor con tanta fuerza, que Nilak tendría que cuidar la mano que apoyaba sobre la mesa.
-Si Alex se va, yo me voy con él.
Había un león muy orgulloso observando satisfecho al oso, parecía ser el líder de este clan.
-Pero este es tu hogar Sialuk.
El sonido del metal impactando contra la madera los asustó a ambos, ¿las osas polares siempre tenían un comportamiento tan peligroso? Era como tratar con una diosa de fuego. Oh..., Alexander quería quemarse ahí.
-Ya no. -Girando hacia el oso de ojos de hielo, Gala sostuvo su mirada un largo tiempo-. Ya no más.
-No puedes irte -las palabras le salieron bajas, un susurro peligroso.
-¿Por qué no? -Exclamó.
Bien, eran el centro de la atención de todos los demás osos ahora mismo. Tantas miradas oscuras eran un poco intimidantes.
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Beso de Hielo (Serie Gold Pride 2)
LobisomemLa enfermera de Gold Pride se encuentra rodeada por el pasado, en el corazón de su clan de procedencia y con un descarado león rubio como única compañía. Gala necesita salir de ahí, antes de romper sus promesas. El cocinero de la coalición está muy...