¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
POV Narrador:
En la aldea de la hoja se veía cómo una persona pintaba el rostro del Séptimo Hokage.
¿Quién se atrevería a hacer eso?
La respuesta era simple: Uzumaki Boruto.
No muy lejos, Shikadai entrenaba con su padre el jutsu de posesión de sombras de su familia. Sai, Inojin, Rock Lee y Metal Lee también practicaban jutsus característicos de sus clanes o simplemente taijutsu.
¿Con qué fin Boruto pintaba el rostro del Hokage? Para llamar la atención de su padre.
Y así fue: minutos después apareció el Séptimo Hokage, o como muchos lo conocen, Uzumaki Naruto. No traía precisamente buena cara por la travesura de su hijo. Pero tampoco tenía mucha moral para regañarlo; él también fue igual de travieso en su infancia.
—¡Boruto, deja de burlarte de mí! —gritó Naruto, enojado.
Sí, probablemente el Tercer Hokage le dijo lo mismo a Naruto cuando era más pequeño.
—Eso digo yo —contestó Boruto.
Ahí empezó una pequeña "pelea" entre padre e hijo.
Boruto consiguió escapar y corrió por las calles de la aldea.
—No me atraparás tan fácilmente —susurró.
Justo entonces, nuestra protagonista caminaba cerca junto a su querida prima.
—Tan tonto como siempre —comentó Sarada.
—¿Ahora en qué lío te metiste? —preguntó .
Boruto no dijo nada, solo les hizo una seña para que guardaran silencio, y se metió en una alcantarilla cercana.
Detrás de las chicas apareció el Séptimo.
—Sarada, —saludó Naruto.
—Séptimo... —respondió Sarada.
—¿Han visto a Boruto?
Las chicas tardaron en responder. Boruto temía que revelaran su escondite.
Pero no fue el caso.
—Se fue por allá —dijo , señalando la dirección opuesta.