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POV ________:
Hoy era el día en que dejábamos la aldea de la Niebla y regresábamos a Konoha.
Todos estábamos ya en el barco, observando cómo los habitantes de la aldea nos despedían desde el muelle. Sus rostros eran amables, sus gestos sinceros. A pesar de todo, nos habían acogido.
—¡Gracias por todo! —gritamos la mayoría de la clase, agitando las manos.
De pronto, vimos a Chouchou corriendo hacia el barco, con una maleta que parecía tener vida propia por muy llena que estaba.
—¡Espérenme, ya subo! —gritó, jadeando.
—Llegas tarde, Chouchou. ¿Y esa maleta tan grande? —preguntó Shino, arqueando una ceja.
—Son recuerdos deliciosos. No podía decidirme —respondió con una sonrisa soñadora.
Mientras todos se acomodaban, Boruto y yo estábamos inquietos. Mirábamos hacia el muelle, esperando... algo.
—Qué extraño —murmuré.
—¿Kagura no vino? —preguntó Shikadai, notando nuestra tensión.
—Tal vez no pudo por estar relacionado con la revuelta —dijo Inojin, con tono serio.
Sarada me miró de reojo.
—¿Le dijiste que pelearían la próxima vez que lo vieras?
—Claro que no —respondí, con una sonrisa melancólica—. Gracias a él tuvimos una excursión divertida.
—¿Lo dices en serio? Estuvieron a punto de morir.
Boruto bajó la mirada.
—Pensé que vendría a despedirse...
Suspiré, sintiendo el peso del silencio.
—Yo también...
El barco comenzó a moverse. La niebla se cerraba detrás de nosotros, como si la aldea quisiera guardar sus secretos. Pero en mi corazón, sabía que Kagura estaba allí... mirando desde algún rincón, en silencio.
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