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Narra ________:
La clase de hoy parecía más una pelea callejera que una lección formal. Iwabee y Metal Lee discutían con taijutsu incluido.
Iwabee y Metal Lee discutían con taijutsu incluido.
—¿Quieres que te cierre la boca? —Iwabee levantó el puño.
—Eso te pregunto yo —Metal se puso en guardia.
—¡Es obvio que el Hokage! —gritó Iwabee mientras lanzaba golpes.
—¡Depende del lugar y del momento! —respondió Metal, esquivando y contratacando.
—¿Y ahora por qué pelean? —suspiró Wasabi, girándose hacia Inojin.
—Por cuál de los Cinco Kages es el más fuerte —respondió él, sin moverse.
Shino intentó detenerlos, pero quedó fuera de combate por un golpe involuntario.
El aula era caos puro. Boruto se reía. Sarada fruncía el ceño.
Y yo solo intentaba encontrar una esquina donde no volara chakra.
Entonces sentí una mano ligera en mi cabello.
Me giré.
Era Mitsuki.
No dijo nada al principio. Con el mismo gesto con el que uno quita una rama de una mochila, retiró una basurita que se había enredado entre mis mechones.
Su tacto fue exacto, sin apuro.
—Tenías una hoja atrapada —dijo, bajando la mirada solo un segundo.
—Ah. Gracias —respondí, sin poder evitar que mi voz bajara una octava.
No hubo sonrisa.
Pero sí un segundo más de presencia.
Como si ese gesto dijera: te veo aunque no digas nada.
—La conferencia de los Kages es una tontería —dijo Boruto, encogiéndose de hombros—. Solo vienen a ver al papá de Shikadai y al tonto de mi papá.
—Oye, también viene Gaara-nii —dije frunciendo el ceño junto a él.
—El tío Gaara siempre trae regalos raros —comentó Shikadai.
—Seh —asentí.
—Jaja... Para ustedes esto es una reunión familiar —rió Inojin.
De pronto, el ambiente cambió. Todos miramos hacia la zona de lanzamiento. Sarada acababa de clavar los shuriken en el centro exacto de la diana.
—¡Qué genial! —exclamó Denki—. ¡Está llena de energía!
—Ya me decidí —dijo Sarada con voz firme—. Voy a ser Hokage.
