20 - Rota

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Volví a abrir los ojos.

No sabía cuantas veces debía haberlo hecho ya, pero tampoco podía decir si eso había ocurrido de verdad o si todo había sido una ilusión.

Vi varias caras en la sala, intenté enfocarlas, pero solo conseguía verlas más borrosas.

-Serena.-Esa voz era inconfundible, Isa estaba aquí y ahora conmigo.-¡Dios mío Serena, estás bien!

Ella me abrazó y empezó a sollozar, la alegría y la impotencia se mezclaban en las lágrimas que rodaban por su rostro.

-Hey Sere.-Empecé a ver mejor los rostros, y ahí había un Guillermo asustado e inocente.-Siento que allá...

-Shh, calla.-Agradecí la intervención de mi amiga, lo último que necesitaba era pensar en mi pelea.

Isa me cogió de la cabeza y me la apoyó en la almohada. Me arropó, se levantó, se despidió y salió de la sala.

Guille se sentó en una silla que había cerca y me cogió de la mano, y así estuvimos bastante rato. O por lo menos, así estuvimos hasta que me volví a dormir.

-Serena...-Un leve suspiro que al escucharlo, hizo que se me partiese en dos mi corazón.-Nos conocemos de tan pocos días, pero ya te quiero como si hubiesen sido años, siento que esto haya pasado, siento haberme enamorado de ti, siento que estés aquí por mi culpa.

Unas lágrimas rodaron por mis mejillas, no podía responderle, no podía moverme, pero si pudiera, le habría dado un abrazo, o le habría besado.

-¿Qué le ha pasado?-La voz indiscutible de Evangelie sonó hasta mis tímpanos.

-Alguien estaba en mi apartamento y le dió una paliza, no sé quién pudo ser, pero si sé que como encuentre a ese cabrón, le mataré.

Guillermo apretó mi mano aún más fuerte y cuando la soltó, le dio un beso. Paso cerca de Evan y vio como venía ella, algo que por su cara, le frustró.

-¿Qué te ha pasado a ti?-Miró sus magulladuras, arañazos y heridas.-Estás bastante mal, como si te hubieran dado una paliza...-De inmediato se acercó a la camilla y empezó a gritarle.-¡¿No habrás sido tú?!

-Yo no pegaría a nadie sin motivo.

-¡Pero sí había un motivo!-Alzó los brazos a sus lados, haciendo que estuviese en cruz, defendiéndome.-¿Por qué has venido aquí?

-Porque quieras o no, yo también la conozco y quería venir a verla.

-¡Eso se puede hacer cuando salga del hospital!

-Estás perdiendo los papeles, te conozco bien, llevamos mucho tiempo juntos.

-Llevábamos.

-Si quieres aún puedes estar conmigo, te estoy tendiendo la mano para que razones, y vuelvas.

-Si me conocieras sabrías que no me gustan las segundas oportunidades.

-No perderás ni tu orgullo ni tu dignidad. Solo habrá sido una pequeña pausa de nosotros.

-¿Por qué estás aquí en realidad?

El ambiente estaba tenso, cargado de cansancio, ira, dolor, amor, y odio.

-Quería ver por quién me habías dejado. Y no puedo creer que sea esta, es horrible, te causará problemas y os enfadaréis, y cuando terminéis vendrás a mí.-Estaba tan calmada, respondía a todo con una paz sobrenatural.-Pero cuando vengas a mí, yo no te dejaré entrar rápido en mi vida, te haré un pequeño infierno.

-¿Le hiciste esto a Sere?

-Yo no, fue ella.

-¿Qué?-Se giró a mí, seguro que me estaba mirando, pero yo ya había cerrado los ojos para escuchar.

-Había vuelto a tu casa, porque tenía las copias de las llaves, estuve un rato esperando a ver si venías, ya que quería hablar contigo. Cuando llamaron al timbre fui a abrir y ahí estaba Serena, le dejé pasar, ya que no tenía rencor ni nada hacia ella, pero...-Ahora Evan debió poner una cara como dolida, ya que puso voz dramática a lo que decía.-Ella se abalanzó sobre mí y empezó a pegarme, yo me intentaba defender, pero no le atacaba porque no quería hacerle daño, y fue ahí cuando ella se desmayó y llamé desde vuestra casa a una ambulancia.

-¿Esto es cierto?-Apreté más párpados, él no podía creerle, eso deseaba que pasase.

-Sí.

-¿Entonces por qué esos golpes en la cabeza? ¿Por qué los cristales de la mesa solo están en el rostro de ella? ¿Por qué ella tiene incluso más golpes que tú?

-Ella se hizo daño a propósito para que pareciese una víctima.

-Vete.-Sentí como Guille venía otra vez a sentarse en la silla que había al lado de mi camilla, y sentí como me cogía de nuevo la mano.

Oí unos pasos y unos gruñidos, después un fuerte portazo fue el último sonido que escuché. Me había vuelto a dormir.

-Serena, despierta.-Entreabrí los ojos y vi a Isa mirándome.-La doctora dice que te recuperarás, menudo susto nos has dado a todos.

-¿Y Lucas?¿Ignacio?¿Guillermo?-Ella fue negando todo el rato, y sentí que me derrumbaba.

-Guillermo ha tenido que irse a descansar, e Ignacio ha venido hace unas horas pero se ha ido, había quedado con alguien.-Cerré los ojos y contuve las lágrimas, pero no pude, y me desahogué.-Tranquila, todo está bien.

-La he fastidiado, todo lo he fastidiado.-Ella me secó las mejillas y me miró cariñosamente.

-¿Qué has fastidiado?¿Y cómo?-Intenté parar de llorar para responderle, lo que me llevó un rato.

-Al haber aceptado ser la novia de Guillermo, he roto mi amistad con Lucas y con Ignacio, y por ello Jot debe odiarme también.-Oculté mi rostro con mis manos y empecé a sollozar.

-¿Todo por haber aceptado a Guillermo?-Asentí lentamente, y ella se quedó callada.-¿De verdad merece la pena esta relación, y no la de tus amigos?

-No lo sé, ellos me han demostrado que sólo me querían como pareja, me han demostrado que son capaces de abandonarme por esto.-Me tumbé en la cama y miré al techo mientras las lágrimas corrían.-Pero si no hubiese aceptado a Guille, nada de esto habría pasado.

-Debes seguir una dirección, o habrá más de un corazón roto.-Se levantó y fue a la salida, se giró y me sonrió, luego cerró despacio la puerta.

-¿Y si todos los corazones están ya rotos?-Susurré para mí.

Me acurruqué y empecé a soñar incoherencias, pero que para mí, tenía toda la razón del mundo.

Solo dos  [Reeditando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora