8-Dos amistades rotas.

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Dolió, me duele y jamás parará.

Ya han pasado días, y semanas desde ese domingo.

Mi amiga y Lucas estuvieron allí para consolarme.

El domingo siguiente fue doce de octubre, tanto el día de la Ofrenda de Flores, creo que en Zaragoza, como el cumpleaños de Isa, pero no lo celebró.

Le dije que estaba de bajón y que hiciera la fiesta sin mí, pero ella canceló la fiesta de sus dieciocho años, que es muy importante, por estar conmigo.

Hoy era el día de halloween, hacía buena temperatura y mi padre me obligó a salir con Alba, pero al salir del portal me fui hacia la izquierda, en donde está la casa de mi vecina mejor amiga.

-¡¿Sigues enfadada?!-Cuando me gritó avancé más rápido alejándome de ella.-¡Papá dijo que debíamos estar juntas!

Corrió a mi lado, y empezó andar a mi velocidad.

-Púdrete.

-¿A dónde vamos?-Me paré en seco y le miré enfadada a los ojos. Le di una bofetada en la cara.

-¿Acaso no tienes suficiente con machacarme la vida?¿No te conformas con haber hecho que Ignacio me odie?

¿Ahora quieres separarme de mi mejor amiga?-Le di otra bofetada y empecé a llorar mientras le gritaba.-¡Ahora ya eres igualita a Beatriz!

Me fui corriendo, dejando a mi hermana con la cara roja y una mueca de dolor pintada tanto en sus lágrimas como en su corazón.

Cuando llegué a casa de Isa, llamé al timbre, pero no contestaron.

Cogí el móvil y le mande un whatsApp.

Yo-¿En donde estás?

Isa-Casa de los abuelos.

Yo-Ok.

Isa-Lo siento.

Yo-No problem.

Isa-Chao guapa.

Apagué el móvil y me dispuse a ir a un lago que había cerca del final de esta mini-ciudad.

Había mucho ruido, así que supuse que habría mucha gente.

Me quedé quieta, sin saber que hacer, si iba no podría pensar con claridad, pero eso me vendría bien para olvidar todos los problemas.

-Vaya, pero si acá está el tesoro perdido.-Me cogió del hombro y me pegó a él.-¿Estás mejor?

-Tranquilo yo...

-No hace falta que mientas, he visto a tu hermana llorando en medio de la calle con la cara roja.

-Lucas, en serio.

-Antes estabas llorando, así que no creo que estés bien.

-Lucas, ¿puedo hablar contigo?

-Princesa, ya lo estás haciendo.

-Vamos a sentarnos...

-¡No!-Me cogió rápidamente de la mano y me empujó hacía el gentío.-Un poco de música en tú corazón no hará daño, ¿no?

Ya lo dije una vez, Lucas me guiaba por el buen camino, para que estuviera feliz, pero faltaba el que me enseñaba cosas nuevas y que también me motivaban.

-Vamos anda, veo que tienes muchas ganas.

El asintió.

Fuimos junto a las personas que estaban bailando.

Solo dos  [Reeditando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora