11-Dudas e imprevistos.

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Ya había salido del hospital, la verdad es que me encontraba preocupada.

Mis padres habían accedido a que me fuera con Ignacio, pero es que nadie quería decirme a dónde iba.

-Cariño, tu padre pregunta si tienes ya la maleta hecha.

-¡¿Ya hay qué irse?!-Grité tan fuerte, que temí que mi vecino Marcos, me hubiese oído.

Sentí como mi madre entraba a mi cuarto, y me ayudaba a ordenar todo el desorden que había.

-Cariño, tu padre no quiere que estás navidades sean distintas, y saber que tú cumpleaños será cuando estés lejos de nosotros, le enfurece.-Cogió un mechon de mi cara y me lo paso por detrás de la oreja.

-Debería comprender que tengo vida.-A veces mi padre era muy sobreprotector.

-Serán las primeras navidades que estemos separados.-Parecía tan desolada, pero era un truco suyo que ya me sabía.

-Tampoco serán las últimas que estemos separados, cuando nos vayamos de casa, a lo mejor no podemos celebrarla.

Mi madre sonrió tristemente, como si analizase mi comentario, y se fue.

Me dejó un poco despistada, no sabía si pedirle perdón o simplemente dejarlo pasar. Opté por la segunda opción.

Me acerqué al espejo del armario, la verdad es que estaba decente.

-¿A dónde iremos?-Susurré o para mí, al no saber adónde íbamos, lleve ropa tanto de invierno como de verano.

Me observé en el espejo, llevaba unos vaqueros ajustados con una camiseta que tenía las mangas que solo llegaban al codo, era de un color salmón.

Prefería que fuera turquesa, pero el azul vaquero con más azul, quedaba, demasiado azul.

Cogí mi maleta roja y fui a las escaleras.

Mi padre me la bajó, ya que yo no tenía fuerza, ni ganas, sinceramente.

Subí corriendo a mi cuarto, cogí una hoja y un boli, garabateé unas palabras, y cuando pasé por la puerta cerrada de mi hermana, pasé el papel doblado.

-Listo, ya puedo irme.-Mi padre me abrazó y me dió un beso en la nuca, mientras que mi madre estaba casi llorando.

-Ya te vas haciendo más mayor.-Me dió un fuerte abrazo, casi parecía una bufanda.

-Dentro de siete días ya seré más mayor.-Le sonreí y me despedí de los dos.

Afuera ya estaba Ignacio, pero no con una moto, sino con un coche.

Me sorprendí de verás, no pensaba que él supiera conducir eso.

-¿Y este coche?-Le di dos besos fugaces en sus mejillas.

-Por mi cumpleaños.-Se encogió de hombros como si fuera normal tener una moto y un coche.

Me subí al coche, y cuando Ignacio subió después de haber dejado mi maleta, me puse muy intranquila.

-¿Dónde se supone que nos alojaremos?-Tenía ganas de que me destapase la sorpresa.

-Ya lo verás, con tal de que lleves pasaporte y DNI...

Cogí y abrí mi bolsito, busqué y le enseñé todos los papeles y libretas que llevaba.

Él asintió, y se fue hacia el aeropuerto.

Nos pillaba más lejos el de Madrid, pero íbamos hacia este. Supongo porque no habría otro viaje de Barcelona a nuestro destino.

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Solo dos  [Reeditando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora