Capítulo 2 : Dos minutos.

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Capítulo 2: Dos minutos

Parece que he convencido a mi madre porque no me pregunta nada más, ni aparta la mirada de la carretera en todo el trayecto hacia el instituto.

Cuando llegamos allí, salgo del coche y cojo mi mochila, después desde fuera me despido de mi madre haciéndole un gesto con la mano. Lo único bueno que le veo a la situación en la que me encuentro ahora mismo es que por lo menos, sé donde tengo que ir porque aunque empiece en una clase nueva llevo viniendo a este colegio toda la vida.

Al principio todo me parece igual, el mismo portero vigilando en la puerta, las mismas plantas, los niños pequeños corriendo a conocer a sus nuevos compañeros, que bonita es la inocencia; la misma fachada, que aunque está muy vieja y deteriorada, no sé por qué pero me da la sensación de que este es como si segundo hogar, tanto tiempo aquí... la misma puerta, los mismos baldosines, todo sigue igual como si nada hubiera pasado. Después del breve momento de nostalgia la realidad me golpea cuando cruzo las puertas principales, me recuerda lo que me espera. Me empiezan a temblar las piernas y siento, no me lo puedo creer, siento esas mariposas en el estómago, esas mismas que sentías de pequeño la noche de navidad, o el día de antes de tu cumpleaños, sí la sensación es la misma, pero el sentimiento es el contrario, no es de felicidad, no, es de angustia, una angustia que me desgarra con cada paso que doy. Tanta mariposa me está haciendo sentirme un poco mareada así que me obligo a seguir andando e intentar volver a encerrarlas todas en una jaula para que dejen de juguetear dentro de mi estómago.

"PUEDES HACERLO", me digo o más bien me regaño a mí misma.

Pero sé perfectamente que no puedo.

Me siento tan frustrada, ¿por qué no?

¿Por qué no puedo ser como esas chicas que hablan con todo el mundo con tanta facilidad, esas que siempre sonríen, que las conoce y que las saluda todo el mundo?

Pero desgraciadamente sé la respuesta.

"Porque no tienes seguridad en ti misma" vuelvo a decir para mí.

Es duro, pero es la verdad.

Miro mi reloj, me ha llevado dos minutos llegar hasta las escaleras y para mí ha sido como si hubieran pasado siglos antes de llegar. No sé cómo voy a sobrevivir.

Diario De Una AdolesceneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora