Capítulo 14: Nunca es tarde si deseas lo que esperas.
12 de septiembre
7:35 de la mañana del primer viernes del curso.
Esta semana ha sido agotadora, así como increíble y horrible a la vez.
Me he pasado toda la semana con los "reyes del descontrol controlado", o por lo menos es el nombre que le puso Ethan al grupo que lógicamente estaba compuesto por él mismo, Abel, David y Diego. Durante estos días he estado siempre con ellos, no por decisión mía sino más bien por obligación suya; aún así, me parece bien.
A parte de descubrir cosas sobre ellos, he descubierto cosas sobre el resto de la clase:
-Resulta que Ian es medio rico por decirlo de alguna manera, que es el único repetidor y que tiene un don dentro de las artes de manipular a la gente.
-Abel está coladito por Aidee, la del grupo de las normales.
-Aidee y Sandra son casi tan majas como guapas, pero hay algo en ellas que no me acaba de convencer. Estos días han estado varias veces con los chicos y conmigo y no cabe duda alguna de que 1) Sandra está loquita por Diego, lo que quiere decir que 2) simplemente viene con nosotros como excusa para estar con él y además 3) es consciente de que a Abel le va Aidee y aunque no la conozco mucho todavía, sino le gusta Abel , le gustará pronto, así que 4) que las dos estén con nosotros es beneficiario para todos, menos para mí, que supongo que ni me hace bien ni mal, simplemente hace que mi ritmo cardíaco se dispare cuando me preguntan algo y tengo que hablar con ellas por la sencilla razón de que no soy buena hablando con la gente.
De nuevo mis ganas de desayunar son las mismas que tiene el Sol de salir hoy, pero al igual que el Sol tiene que salir sí o sí, yo tengo que desayunar sí o sí sino quiero que mi padre me lleve como un saco de patatas hasta la cocina, lo que resulta ciertamente embarazoso.
Como último dato, puntualizaré que sigo esperando ansiosa la explicación que me debe Diego y que mi intuición de adolescente que se encuentra zombi en estos momentos me dice que hay una tasa elevada de probabilidades de que reciba mi ansiada explicación hoy.
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Cuando mi madre me deja en la puerta del instituto, Ethan (que siempre llega el primero) me está esperando. Luego llegan Abel y David que se van turnando al llevarse el uno al otro al instituto, porque resulta que son vecinos. Poco a poco una marea de adolescentes sedientos de fin de semana se va acumulando en los alrededores del colegio. Los chicos se saludan como hacen ellos, y a mí me abrazan. Nos quedamos en la puerta esperando a Diego que es el único que no ha llegado todavía, lo que es raro en él porque siempre es puntual.
A los cinco minutos, cuando todos estamos desesperados de tanto esperar, aparece un coche enorme y caro no, muy caro tampoco, sólo con decir que no sabía reconocer la insignia del coche creo que lo digo todo.
Ian sale del alucinante coche que acaba de parar en las puertas principales y a continuación para sorpresa del resto, y decepción mía, a Ian le sigue Diego. Yo miro a los demás que desde luego no parecen tan sorprendidos o decepcionados como yo.
Ian avanza y Diego le sigue, sigo tan sorprendida que no me había dado cuenta de que estaba bloqueando su camino cuando Ian alza la vista me ve, y al pasar a mi lado me mira a los ojos directamente, hace una parada un poco dramática y me pega uno de los empujones más fuertes que me he llevado en mi vida, y que hace que inevitablemente se me caiga la mochila. Sin embargo el dolor que me causa éste no es ni la mitad que el que me causa el empujón que me llevo por parte de Diego.
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