4-.Agradable Silencio

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AGRADABLE SILENCIO

La vida es una bebida y el amor es una droga.
Oh, ahora creo que debo estar millas perdido.
Cuando yo era un río seco, viniste a llover hasta una inundación.

Acorralado en aquella acaudalada habitación y con la dura mirada de Zayn sobre él, no parecían haber muchos planes de escape factibles a esa situación.

Y él, como el estratega que era, sabía cuándo rendirse.

Se mantuvo de pie, puesto que no había sido invitado a tomar asiento en alguno de los sillones o cojines sobre la alfombra; lo que ya le indicaba mucho de la disposición que tenía Zayn en cuanto a su presencia. La puerta lateral por la que se había marchado Harry para visitar la recamara de Aurora se encontraba cerrada, y eso quizá era lo mejor. Su esposo y Zayn estaban manteniendo una tensa, puntual y frágil cordialidad con el único fin de asegurar el bienestar de la heredera Malik. Si era posible, no cruzaban palabras, comunicándose a través de sus respectivos sirvientes. Y para aquella conversación, lo mejor sería que Harry no los escuchara o quisiera intervenir.

No deseaba que lo viera sucumbir nuevamente a su naturaleza hostil si se rebajaba a otro argumento con Zayn que escalaría en violencia y amenazas.

—¿Cómo está Hassan? —preguntó, con las muñecas cruzadas tras la espalda y el tono más neutral que pudo imprimir en la voz, pasando por alto todos los desplantes recibidos apenas puso pie en los dominios del otro alfa.

No hablaban propiamente desde la celebración de su primer aniversario de boda, luego de aquella discusión en su sala de Logística.

Zayn chasqueó la lengua con fastidio y señaló uno de los sillones a la derecha de Louis, invitándolo a tomar asiento con cierta brusquedad, una vez que se percató que no pensaba marcharse.

—Hoy está despierto —respondió, dejándose caer también en un sillón y cruzando los brazos sobre el pecho—, con la mirada perdida en los lienzos.

Louis asintió, observando a su hermano de crianza. Aunque ya habían transcurrido varios meses desde la muerte de la consorte, Zayn aún lucía como un desdichado. Con medias lunas oscuras bajo los ojos y una expresión huraña en el rostro. En la habitación, sobre una mesa al fondo, habían recipientes de licor vacíos, y para Louis no fue inadvertido el olor de las cenizas de una pipa que había sido usada recientemente.

Dioses, como necesitaba él también algo de eso para sobrellevar el día.

—Así que hoy es un día bueno —resolvió, recordando que era toda una odisea para el fisiólogo y sus asistentes sobrellevar las crisis del anterior príncipe cuando tenía lo que se podía llamar un mal día.

—Sí, podría decirse —Encogió los hombros el otro príncipe, enfocando la atención en una pintura de la habitación—. Un buen día.

Louis repicó los dedos sobre el brazo del sillón, observando el anillo de esmeralda que llevaba puesto mientras asentía. No intercambiaban insultos de momento y eso estaba bien, pero si no tenía la atención de Zayn aquella conversación no llegaría a nada.

Y tiempo era lo que precisamente no podía despilfarrar.

Suspiró, decidiendo que ya era suficiente ser tan cordial.

Heredero » l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora