5. Mar abierto

11.5K 1.1K 4.2K
                                    

MAR ABIERTO

Recuerdo lágrimas resbalando por tu rostro cuando dije "Nunca te dejaré ir".  Cuando todas esas sombras casi asesinan tu luz. Recuerdo que dijiste "No me dejes aquí solo". Pero todo eso está muerto y en el pasado esta noche.

Amparados bajo el calor de las ropas de cama y la tenue luz de las velas que estaban por consumirse, Harry se permitió reír por las expresiones en el rostro de Louis.

—No ha parado de patear, supongo que o bien estaba harto de la fiesta —comentó Harry, suspirando—, o estaba demasiado a gusto y quería bailar por su cuenta.

Quizá bailaron más en la boda de Danielle de lo que lo habían hecho en la suya. Era la noche más agradable que tenían en mucho tiempo.

Observó embelesado la sonrisa de Louis y la manera en que miraba su vientre mientras lo acariciaba. Con los días ajetreados y el agotamiento de la noche, el alfa realmente nunca tenía demasiado tiempo para disfrutar de esos momentos.

—Si tendrá el mismo gusto que tenemos nosotros por el baile... Diría que es la segunda opción —opinó, dejando descansar la mano sobre el costado de Harry.

—Apuesto que disfrutó la boda esta noche tanto como nosotros, el pequeño revoltoso.

Louis sonrió, las esquinas de sus ojos mostrando esas pequeñas líneas de expresión que volvían sincero ese gesto, contrario a las sonrisas corteses que solía esbozar para el resto.

—Sin duda, estar agotado por bailar y celebrar no es algo de lo que me pueda arrepentir —coincidió, alzando la mirada a Harry y frunció un poco las cejas—. ¿Por qué piensas que será un niño?

Harry se humedeció los labios y encogió los hombros.

—Tan solo lo sé —respondió en un suspiro—. No he dejado de tener esa idea desde que nos enteramos en Vitrum Maritima. Es como una visión.

La brisa silbó cuando pasó por las ventanas, la flama de las velas se removió un instante, haciendo que la luz y las sombras bailaran sobre ellos.

Louis se acomodó en su sitio en la cama, recostado de lado y una memoria cruzó sus ojos azules. Una pequeña risa se sofocó en su pecho.

—Cuando te llevé con el fisiólogo, debatiendo entre la lógica y la paranoia, tratando de convencerme que simplemente habías tenido demasiado con la noticia de la muerte de tu padre mientras otra parte de mí temía que te hubiesen hecho algo... Ambrose me dio la noticia y... —relató, con voz suave y baja—. Lo único que me calmó fue imaginarte con una pequeña princesa en brazos.

Harry se permitió reír, acariciando la mejilla de Louis que estaba rasposa esa noche.

—¿Tú, perdiendo la calma? —preguntó con incredulidad—. Estabas muy tranquilo cuando me diste la noticia... Creo que solo te he visto alterado tres veces... Y es porque la situación es insostenible hasta para un santo.

El príncipe respiró profundo y se adjudicó una expresión avergonzada en el rostro. Estaba agotado, se podía observar en sus ojos, pero no tenía aquella expresión abatida de las últimas noches.

Heredero » l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora