ÚLTIMA CONTINGENCIA
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¿Mantendrás la línea? Cuando cada uno de ellos se rinden o ceden, dime. En esta casa mía nada viene sin una consecuencia o costo, dime. ¿Se alinearán las estrellas? ¿Intervendrá el cielo? ¿Nos salvará de nuestro pecado? ¿Lo hará?
Porque esta casa mía se mantiene fuerte. Ese es el precio que pagas. Dejas atrás tu corazón de corazón, lo exilias. Solo otro producto de. hoy
Mejor ser el cazador que la presa.
Y estás parado en el borde, rostro en alto porque eres un Natural. Un corazón palpitante de piedra. Tienes que ser tan frío para lograrlo en este mundo.
Sí, eres un natural
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Cesar Brönte lo esperaba con un amago de sonrisa en los labios y las manos ocupadas en una suntuosa cena. Los platillos abarcaban toda la mesa que dispusieron para él y una gran jarra de cerveza le ayudaba a mantener los labios húmedos y los ojos brillantes.
—¡Sobrino! —chilló sin contenerse, con su gruesa y ronca voz. Miró de soslayo a los guardias en la puerta que le devolvían el gesto con desaprobación—. ¡Oh, dioses! Me disculpe usted, su Majestad...
Entró a la habitación, les hizo una señal a sus guardias de permanecer en el pasillo y estos cerraron la puerta. Arrastró la silla opuesta a la ocupada y tomó asiento.
Louis debió prever que su tío no escatimaría en consumir todos los barriles de cerveza que encontrara de camino desde el muelle hasta la posada. Cesar Brönte no era un hombre de quedarse en un solo sitio, pues al no tener un título nobiliario que lo anclara totalmente a una corona, podía trabajar para cualquier reino. Por lo que sabía, sus travesías lo hicieron portador de un puñado de favores que cualquiera envidiaría.
—Qué ameno verte, tío —saludó, dejando el puño izquierdo sobre la mesa—. ¿Cuántos años han pasado?
Al igual que la mayoría de los habitantes de Aurea, Cesar Brönte portaba con orgullo su piel oscura y tostada por el sol, el cabello espeso y marrón. El azul de sus ojos mostraba uno de los pocos parentescos que guardaba con Louis y el resto de los Tomlinson, al igual que la forma de su nariz. Siempre tenía una expresión divertida que resaltaba sus pómulos y le daba un brillo peligroso a su mirada. Su vestimenta era la de un viajero con una bolsa de monedas pesada.
Era el hijo bastardo de un príncipe, el abuelo difunto de Louis. Curiosamente, a pesar de su condición como ilegítimo, Cesar fue quien heredó el nombre de su padre. Aunque su apellido fue el de su madre, una cazadora del desierto.
—Dos años —contestó el mayor, luego de masticar un trozo de pollo y pasarlo con un trago de cerveza—. Has estado ocupado, sobrino. La última vez que cruzamos caminos, juraste lleno de rabia que te encerrarías en una cueva para encontrar paz.
Aquello arrancó una sonrisa triste y avergonzada de Louis. Bajó la mirada a su regazo, el anillo que le regaló Harry desprendió un destello desde la oscuridad.
—Nuestro palacio no es precisamente una cueva, pero mis aposentos se adaptan a esa descripción si condeno el balcón. —Tuvo el ánimo de bromear. Alzó nuevamente la mirada—. Tuviste crónicas sobre este último año, debo suponer.
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Heredero » l.s
FanficEl príncipe Tomlinson de Aurea contempló los designios de su porvenir, con el corazón abatido por la angustia y la postura firme de un líder. La carga de responsabilidad en sus hombros no era tan terrible como la pena y el temor. Pensar en volver al...