11. El Culpable y el Inocente

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|| EL CULPABLE Y EL INOCENTE ||

No hay tal cosa como justicia en una sala de juicio. Sólo es tú versión de lo que pasó versus la versión de ellos. Así es como funciona este sistema de justicia. No es sobre lo que está bien y lo que es justo.

Es sobre quién cuenta la historia más convincente.

Liam Payne sintió el peso de todas las miradas sobre él. La acusación, el morbo y la decepción de todas las personas que alguna vez lo habían observado con respeto y admiración. Ahora, donde antes las mejores indumentarias de la región cubrían su cuerpo con los honores de un guerrero, estaban las humildes ropas de un acusado. Un renegado, maldito por sus pecados.

Observó la mirada impasible y dura de la princesa Campbell, la incertidumbre en los ojos de su consorte y la silenciosa lucha que mantenía Louis para contener a Zayn.

Zayn, el primer príncipe que había visto ascender. Zayn, que logró meterse bajo su piel y nublar su pensamiento. A quien gustosamente le permitió ponerle una venda en los ojos y susurrar en su oído lo que deseaba escuchar mientras cerraba un collar en su cuello. Ese mismo Zayn era alguien en quien Liam no podía confiar. Alguien que le había herido de la peor manera posible; quien le enseñó cuánto se podía corromper el amor.

Mirarlo seguía siendo demasiado doloroso, especialmente cuando no eran iguales en esa situación. Zayn aún tenía su corona y Liam solo tenía ataduras en sus muñecas.

Volvió entonces la mirada a la sacerdotisa, tomó un profundo respiró y habló para iniciar su declaración.

-Fui criado en la capital de Aurea, desde muy joven mis padres decidieron que tenía talento para el combate e hicieron todo lo posible para hacerme aprendiz del Lord Comandante del Palacio. De esa manera fue que conocí al príncipe Malik -inició firme, aún cuando percibió la manera en que todos los jueces se movieron en sus asientos para concentrarse en él-. Crecimos juntos, peleamos juntos. Nos hicimos hombres juntos. Descubrimos los placeres carnales juntos y continuamos esa relación clandestina por varios años.

-Esa relación que mencionas, Liam Payne, ¿pudo haber influido en tu nombramiento? -preguntó la sacerdotisa Kassia.

-No -respondió con vehemencia, renuente a que aquello también le fuese arrebatado-. No. Mi mentor solicitó que, llegado el momento de su retiro, yo fuese tomado en cuenta. Los difuntos príncipes Campbell y Tomlinson aprobaron su propuesta.

-Muy bien -aceptó Kassia, satisfecha con la respuesta-. Continúa.

-Argumentar que desconocía las implicaciones de mis actos o nuestras situaciones es igual a poner en duda mi entendimiento. Sabía perfectamente en lo que me estaba involucrando -prosiguió, encontrando por un momento los ojos de Lady Edwards y el enviado de los Horan. Les vio apretar los labios y sintió cómo algo más de peso caía sobre sus hombros-. Sabía que jamás podría haber una unión formal entre nosotros, no mientras ambos conserváramos nuestras investiduras...

Hizo el ademán de continuar y un nudo se formó en su garganta, sus ojos ardieron. No era capaz de admitir la línea que seguía en su pensamiento. La admisión de la terrible esperanza que siempre llevó consigo. La idílica idea de Zayn dejando todo por él.

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