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"Rain".

La lluvia cae con demasiada fuerza y se estalla contra la chapa del techo de aquel diminuto baño provocando un sonido ensordecedor.

Me hallo sentada en cuclillas en una de las esquinas, mis ojos permanecen cerrados y mis manos cubren mis oídos.

"No tengas miedo".

"Hay más personas contigo, no temas".

"Es solo oscuridad, no hay nada más en ella".

Me repito aquellas oraciones una y otra vez intentando calmarme, pero nada parece funcionar en ese momento.

Minho está sentado frente a mi con sus manos colocadas sobre las mías, como intentando aislar aún más el sonido de la lluvia.

"Quitalas".

"Alejalo de ti".

Una leve voz me repite esas mismas palabras cada vez que recuerdo que tengo a Minho frente a mi.

A mí tampoco me apetece tenerlo cerca.

Quizás fue demasiado tonto pensar que todo se quedaría en aquel tres de marzo. En ese tiempo y después de aquel suceso me había prometido que no sería la misma la próxima vez que me lo cruzara, pero que cómico, quiera o no, sigo siendo la misma Yerin de antes.

— Intentaré volver al lugar.

Escucho a Miyeon hablar y casi de inmediato quito mis manos de mis oídos, haciendo que Minho también retire las suyas.

— Miyeon, no es buena idea, aún está todo oscuro.

Digo y a los segundos escucho como ella se pone de pie.

— He repasado el camino en mi cabeza un par de veces, solo debo ir en dirección recta. No podemos quedarnos aquí toda la noche.

Mis intentos de detenerla resultan inútiles, pues ella sale del baño sin decir nada más.

Escucho a Minho suspirar y luego ponerse de pie.

— ¿Por qué la acompañaste?, Los mismos maestros dijeron que el tiempo cambiaría esta noche.

Minho comienza a reclamarme y yo vuelvo a llevar mis manos a mis oídos.

— No la iba a dejar venir sola.

Respondo y me prometo a mi misma no dirigirle la palabra luego de eso.

— Siempre metiéndote en problemas por andar de buena. Luego te quejas de lo que te pasa.

El sigue hablando y poco tiempo después escucho como este se recarga en una de las paredes.

— Hazlo.

Le digo y casi al instante puedo predecir que su cara se ha llenado de confusión.

— Estás más cerca de la puerta, ¿Que esperas para salir por ella, cerrarla con llave y dejarme aquí?.

— Yerin, no voy a hacer eso.

— ¿Por qué no?.

— Porque es muy inhumano aprovecharse de los miedos de los demás.

Rio ante sus palabras y hago hasta lo imposible para evitar que el llanto se apodere de mi.

— Eres muy hipócrita.

Le digo y escucho como este se acerca hacia mi.

— Dices que tal cosa es inhumana. Entonces, ¿Por qué hiciste eso conmigo?, ¿Por qué me creaste un miedo que no existía antes en mi?.

— Yerin, yo.

— ¿Sabes cuan horrible fue para mí pasar toda una noche encerrada en una diminuta habitación sin ventanas y completamente a oscuras, solo para que al día siguiente te excusaras con que fue idea de tus amigos?.

— Realmente fue idea de ellos.

— Te llamé por tu nombre más de quinientas veces, grité por ayuda hasta sentir como mi garganta se desgarraba, sentí el frío del agua que se colaba por debajo de la puerta, me lastimé a mi misma al tener que romper esa puerta y sentí aquel horrible dolor de las astillas clavándose en mi espalda por tener que arrastrarme para salir de allí.

— No creí que todo iba terminar de ese modo.

— ¿Te pareció divertido hacer aquello el día de mi cumpleaños?.

— Nam Yerin, de verdad lo siento tanto.

— Tu eres la razón por la cual detesto la oscuridad y las lluvias, tu eres la razón por la cual mis padres se vieron obligados a comprar una casa más grande. Tu eres la razón por la cual mi padre tuvo que quitar todas las puertas de los cuartos y conseguir permiso para ampliar las ventanas.

La lluvia comienza a caer con más fuerza y los truenos se vuelven más frecuentes. A lo lejos escucho voces, pero soy incapaz de descifrar que es lo que dicen.

Un relámpago propina algo de luz al pequeño lugar por unos segundos, segundos que me bastan para observar aquella triste expresión en su rostro.

— Tu eres mi mayor miedo, Minho.

Rain | C. YeonjunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora