Rubén se disculpó por mensaje después de ese tenebroso e incómodo momento en su casa, el español lo entendió perfectamente; no podía quejarse, él había suplicado ir ahí incluso cuando Rubén se negó.
Aún así, las imágenes en aquella casa habían quedado grabadas en su mente como si fotografías fueran, y es que sabía que su acompañante no era un chico ejemplar, pero jamás imagino vivir en una condición así. No quería excusar su mala conducta, sin embargo su estilo de vida hablaba mucho sobre ello.
Y se preguntó:¿Siempre había vivido así?
Volvían sus recuerdos a ese momento en el que Rubén aún mostraba su sonrisa blanca, en la que sus labios delgados y transparentes demostraban la pureza y felicidad de su alma atrás de una carcajada, en la que sus ojos enchinados por la sonrisa expresaban a una persona feliz, y se preguntaba, ¿Siempre había escondido esa vida? O es que acaso había algo roto dentro de él, una gota que derramó el vaso y lo convirtió en aquel adolescente eternamente rebelde, ese "nuevo yo" dentro de él que se mostraba tan indiferente, desinteresado y frío con la gente con la que alguna vez rió, ese chico que casi nadie conocía.
Nadie excepto él, Raúl había gozado de la gratitud de encontrar una sonrisa en sus ojos apagados, encontrar un rastro de calidez en sus gestos cansados, un pequeño brillo único tapado entre esas capas de indiferencia, había encontrado un Rubén que creía extinto, y que ahora podía obtener únicamente estando de cerca; ya no tenía que envidiar a lo lejos su vida, ni ocultar sus miradas interesadas, ahora le regalaba cada una de esas acciones.
Se sentía dichoso de decir que conocía a Rubén Doblas, o al menos la parte más pura de él.Pero Álvarez era curioso, con demasiadas preguntas que a veces sobraban, y algunas no eran tan lindas de preguntar; y cada duda que tenía sobre Rubén no era una fácil de decir, pero qué clase de preguntas se podían esperar hablando de una persona tan difícil como Doblas.
Raúl sabía que tenía el control de hacer hablar al castaño si así lo deseaba, pues dentro de su facha de delincuente se escondía un perro leal, y aunque no quisiera explotar su privilegio, tampoco iba a dejarlo pasar.Un nuevo día comenzó, como siempre, Rubén alcanzaba a Raúl y lo saludaba con besos fugaces antes de tomar su mano, y aunque el moreno siempre trataba de huir, Rubén no lo dejaba alejarse. Pero ese día Raúl sujeto con fuerza la mano de Rubén, como si temiera que este fuera a alejarse, aquella presión llamó rápidamente la atención del castaño.
—¿Sucede algo, Raúl?
—No mucho —dijo sin molestarse en ocultar demasiado sus dudas, Rubén enarcó una ceja pidiendo explicaciones—. Sólo algunas... dudas.
—¿Dudas? ¿Qué clase de dudas? —preguntó Rubén mostrándose más interesado, una reacción que le favoreció a Raúl quien desvío la mirada unos segundos, consiguiendl rápidamente que el nórdico jalara suavemente de su brazo—¿Raúl, qué dudas?
—Ah... Sobre tí, en realidad nada importante, no te preocupes —murmuró restándole importancia, de manera falsa, al nórdico no le agradó su tono.
Rubén frunció el ceño jalando demandante el brazo del español, lo sacó de la ruta que tomaban hacia sus aulas para acorralarlo en un pasillo bastante vacío gracias a que la primera hora de clases estaba cerca, Raúl se dejó guiar sabiendo que había conseguido la atención que quería.
—No me parece irrelevante. Dime qué es... Dijiste que no tendríamos secretos —pidió el nórdico mirando a los ojos al contrario sin soltar su brazo—. ¿Es sobre lo que pasó ayer? Él estaba borracho, no quería lastimarte.
El tono que Rubén usaba hacia saber a Raúl lo preocupado que estaba por quizá haberlo dañado, pensó en lo triste que era el miedo de Rubén por perderlo, pero eso no lo iba a hacer doblegarse.
—Tiene relación con lo de ayer, pero no exactamente sobre él —explicó Raúl buscando calmar lo ansioso del más alto acariciando su cabello con el brazo que tenía libre—. Es sobre tí... Quiero saber... ¿Es eso lo que te hace así? Ya sabes... Tu casa, tu padre, eh...
—Oh... —fue lo único que murmuró Rubén, al parecer más tranquilo y en parte más preocupado—. Es... Una larga historia...
—Quiero saberla —sentenció ganando una mirada sorprendida de Rubén—. Quiero saber tu historia, permíteme saberla... Por favor.
Rubén lo miró de manera confusa durante unos segundos, analizando en su cara la seguridad que tenía, terminó por rendirse y asentir a su petición, Raúl escondió una sonrisa triunfal atrás de un «Gracias».
—No siempre fue así, no en lo que yo recuerdo... Sólo recuerdo que un día mi madre llegó enojada del trabajo y gritándole cosas a él —relató el castaño mirando hacia el suelo, como si buscara recordar la escena—. Pelearon un buen rato antes de que él la golpeara... una y otra... Y otra vez... Sólo recuerdo salir de mi habitación y correr a ayudarla... Desde ese día nada fue igual, y tampoco quise preguntar porqué...
Raúl pausó sus dudas al ver que Rubén presionaba sus manos en un puño, parecía dolorosa la presión que tenía, en un intento por aliviarlo jaló suavemente de su cabello para acercarlo y dejarle un pequeño beso en los labios, un premio y una ayuda para Rubén.
_¿Tienes una idea de por qué fue así? —cuestionó Raúl de manera sutil, Rubén asintió lentamente.
—Creo que él tenía a otra mujer, en algún momento mi mamá dejó de recibir dinero por su parte y ella comenzó a trabajar... En lo que gritaban la escuché quejarse del dinero. Tal vez mi madre lo descubrió y lo retó —respondió encogiéndose de hombros—. Ahora no trabaja, sólo le pide dinero a mi madre por sus cervezas y se escapa de casa para volver después de horas... O días, siempre llega más borracho y con olor a perfume de mujer.
—¿Por qué tu madre lo permite?
_Tal vez... Aún lo ama —murmuró Rubén, se escuchó un bufido burlón por parte de ambos—. Vinimos a España pensando en una vida más feliz, y ellos eran felices, y desde ese día ya no más... Pero creo que mi mamá tiene miedo a dejarlo, igual lo pienso, si dejáramos a ese hombre solo, se colgaría en la primera oportunidad que tuviera, y aunque a mí no me importa, a ella sí.
_Pero tú... —murmuró Raúl con pena, Rubén no lo miró a la cara pero pudo notar su manera de asentir.
—Ya sé... Pero a ella no le importa, pasa todo el tiempo en su trabajo, no habla con él, y yo no hablo con ella, así que no tendrá ni idea de lo que hace ese señor o lo que hago yo —escupió Rubén con algo de odio en su voz—. Vivimos en la misma casa, pero eso es lo único que nos conecta...
Raúl no se abrió a más preguntas al notar el ligero temblor que ocultaba el castaño, se limitó a abrazarlo como forma de consolarlo, el nórdico lo abrazó como si Raúl tuviera el don de protegerlo, y aunque no escuchó ningún sollozo, sintió su camisa mojada. Sabía que Rubén había hablado con él lo que nunca nadie había dicho, y se sentía dichoso.
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Allende || Rubiusplay
FanfictionRubén es un chico de preparatoria bastante despistado, por otro lado, Raúl es alguien muy recto. A sus docentes les pareció buena idea juntar esos polos opuestos. »Temas de violencia, insultos.