Fama e infortunio

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Habían transcurrido tres días desde que Beldia había intentado atacar la ciudad de Axel. Tres días desde que la población de Axel fue testigo de cómo un joven y decididamente extraño Druida logró una hazaña imposible. Tres días de chismorreo interminable sobre el aventurero peliverde y su grupo de seguidoras...

- ¿Escuchaste? ¡Algunos dicen que obtuvo sus poderes por acostarse con dríadas!

- ¡¿De verdad?! ¡No me extraña que le encante estar rodeado de chicas!

- ¿Tal vez sea hijo de una dríada?

- ¡Esperen! ¿Es decir que está formando su harem para crear una nueva raza?

Rumores así de descabellados no solo se expandían como el fuego, sino que los aventureros ni se molestaban en bajar la voz cuando el Druida en persona se paseaba por el gremio, para desesperación de la pobre Luna, que estaba viendo esto como la excusa perfecta para que Izuku abandonara la ciudad.

Sin importar lo malos que se tornaran los rumores, un solo hecho permanecía inescapable. Izuku había derrotado a un General del ejército del Rey Demonio. Era un héroe de Belzerg, y el héroe de Axel.

Obligarlo a huir sería un golpe masivo contra la reputación de la ciudad. Ya no se consideraría la ciudad más amigable para los novatos en todo el reino... y su vida se convertiría en un infierno con las penalizaciones resultantes.

- Oh, dioses y diosas... – Luna murmuraba su oración, recordando de pronto que tal vez debería cambiar de panteones. – Grandes espíritus de la tierra... permitan que Izuku encuentre la gracia dentro de las murallas de nuestra ciudad.

(-0-)

Entretanto, en cierta herrería de enanos...

- ¡¿Qué quieres decir con que solo eres un Druida?!

Aela no podía creer lo que Izuku acababa de confesarle.

Hasta ese día, había tenido la firme idea de que el chico verde había estado ocultando su verdadera clase, que en realidad era un Archidruida que ocultaba su verdadero estatus. En su mente, eso explicaría su victoria sobre Kyouya, su magia extraña, y su uso de hechizos de nivel altamente absurdo.

Descubrir que había hecho un árbol de hierro antes del de oro con el cual enterró a Beldia fue lo que cementó la idea.

- Es tal como te dijo, solo es un Druida. – replicó Megumin por Izuku, todavía leyendo la libreta en sus manos. – Por increíble que suene.

Hoy, Izuku finalmente había dejado de esconderse, abandonando la posada para volver a interactuar con la ciudad. El primer día que se encerró, fue principalmente porque había absorbido maná de los no-muertos para completar el hechizo combinado que destruyó a Beldia. Esta decisión resultó en que descubrió de la manera difícil que tener energías tan impuras fluyendo por su cuerpo era malo para su salud... y muy doloroso.

Cuando entró a la posada, tras discutir los detalles de la recompensa con Luna, simplemente se dejó caer boca abajo en el cuarto que ella con mucho placer le ofreció, y no fue capaz de moverse hasta el día siguiente.

El segundo día todavía estaba tratando de aliviar el dolor de su cuerpo, con ayuda muy saludable de parte de tres chicas que lo abrazaban... ¡lo que le hizo descubrir que los besos y abrazos realmente tenían propiedades curativas!

Y cuando al fin volvió a salir, descubrió que nadie quería cobrarle ni un centavo, al menos tratándose de comida y de alojamiento. Si estaban agradecidos, Izuku lo apreciaba. Todavía se mantenía fiel a la idea de que estos negocios simplemente le cobrarían por sus servicios cuando llegara finalmente su recompensa, lo cual no era tan malo considerando todo.

Bendecido con el corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora