Una muestra de poder

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Izuku se encontró incapaz de dormir.

Las primeras noches que pasó con Chika y Liza fueron difíciles, debido a lo fácil que se les hacía a las chicas acurrucarse con él durante la noche, pero eso logró superarlo bastante rápido. Por mucho que fuese un chico hormonal, las veía como víctimas de maltrato, y por eso no se atrevía siquiera a tener pensamientos lascivos sobre ellas, al menos no hasta que estuvieran mentalmente sanas y tuvieran bien claros sus intereses.

Y entonces, se dio cuenta de que la cama y las mantas se le estaban haciendo incómodas.

Al principio, achacó esta sensación al hecho de que finalmente se estaba aclimatando a este mundo, y el cambio en términos de avances tecnológicos por fin estaba haciendo mella en él. Megumin, sin embargo, tuvo la gentileza de explicarle después que los Druidas, como muchas otras clases cuyo propósito era adentrarse profundamente en lo salvaje, tenían un lado negativo a su confort pasivo en lo salvaje; y eso era que les resultaba imposible sentirse cómodos en ciudades y lugares elegantes en general.

No era que fuese exactamente un golpe fatal, pero sin duda era impactante.

Izuku había logrado arreglárselas dándoles la cama a las antiguas esclavas, y quedándose a dormir en el suelo. Las cosas usualmente terminaban degenerando en que al despertar tenía a Liza en su espalda, y a Chika encima de él, lo cual no le resultaba incómodo en absoluto. De hecho, se estaba empezando a acostumbrar... hasta esta noche.

- "¡¿Por qué tuvo que pasar esto?!"pensó Izuku algo desesperado al ver a Megumin, que dormía con una expresión muy tranquila en su adorable rostro... en los brazos de él.

Luego de volver tras la prueba del hechizo Big Bang, Izuku insistió en saber finalmente dónde Megumin estaba alquilando su cuarto. La pequeña Demonio Carmesí insistía desde hacía tiempo que el sitio donde dormía era barato, seguro y cómodo, pero se había rehusado a compartir su ubicación.

Izuku comprensiblemente se había sentido preocupado por esto, pues una niña tan linda como ella podría ser un objetivo muy fácil para gente sin escrúpulos que le ofrecieran dónde acomodarse a cambio de favores. Por eso, la siguió tomando la forma de un gato doméstico, y cuando descubrió dónde estaba durmiendo...

- "¡¿Por qué tienes que ser tan imprudente?!" – gritó Izuku en su mente, mientras acariciaba suavemente el cabello de la pequeña Archimaga. – "Todo lo que tenías que hacer era pedir ayuda..."

Megumin había estado durmiendo adentro del tronco de un árbol hueco.

Cuando Izuku la confrontó, se sintió verdaderamente avergonzada. Le llevó mucho para convencerla, incluyendo algunos regaños, pero al final, confesó lo que había estado haciendo con todo su dinero. A Izuku por poco le dio un ataque cardíaco cuando se enteró que la familia de Megumin estaba pasando por problemas económicos, y que ella les estaba mandando prácticamente hasta la última moneda que se ganaba para ayudarlos.

Eso lo forzó a tomar una medida mucho más drástica.

No podía impedirle que hiciera eso, especialmente porque él haría lo mismo de estar en su lugar. Tampoco podía darle más dinero, porque sabía que ella solo lo enviaría junto con el resto. Hizo lo mejor que podía en esa situación: acordó un pacto con ella, para que solamente enviara el 80% de todas sus ganancias, y guardara el 20% restante en las arcas del grupo. A cambio, él se ocuparía de proveerle la comida y el refugio, permanentemente.

Con una cara que parecía un tomate, la pequeña Demonio Carmesí había aceptado, declarando que ahora ella estaba bajo su cuidado...

- ¿Por qué nunca haces nada conmigo? – preguntó Megumin en una vocecita susurrante, abriendo un ojo para mirar directamente a los de Izuku. – Pensé que... yo te gustaba...

Bendecido con el corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora