El tramposo

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El reino de Belzerg tenía renombre por ser justo, piadoso y algo tolerante a las ideologías poco convencionales. Esta declaración era más obvia al echar un vistazo a las religiones basadas en las diosas, Eris y Aqua, la soberanía entregada al Clan de los Demonios Carmesís, y por supuesto, a su cuestionable amabilidad hacia los semihumanos.

Aunque muchos países habían preguntado por qué el Imperio, que era considerado como la nación más fuerte, permanecía en términos amistosos con la familia real de Belzerg, pocos entendían realmente por qué era vital que el mundo permitiera al reino operar con niveles absurdos de libertad.

El Imperio producía héroes.

El primer Héroe, y cada uno de los que siguieron después de él, provenían de Belzerg. Este hecho resultó en varios tratos y acuerdos no escritos que todas las naciones mantenían con la familia real, uno de los cuales incluía el juramento de nunca iniciar una guerra con el reino debido a que la producción de héroes era el recurso más importante del mundo. Este juramento se extendía a casi prohibir los duelos, especialmente entre aventureros prometedores.

Lo que llevaba a ahora...

- ¡ENTONCES TE DESAFÍO A UN DUELO!

Todo mundo en el salón del gremio se había quedado en silencio. Docenas de miradas de terror se dirigían ahora hacia los dos aventureros. Uno de ellos era conocido como el As de Axel, un Espadachín joven y prometedor con una poderosa arma legendaria; el otro era conocido como la Estrella en Ascenso de Axel, un peculiar Druida que usaba magia muy extraña.

- ¿Un qué dijiste? – La pregunta de Izuku podría haber desequilibrado a Kyouya, pero para el resto de los aventureros, era una pregunta perfectamente razonable.

El chico peliverde tenía una clase de hechicero, y el rubio una de guerrero. Para toda la audiencia, el desafío era totalmente irracional.

- A un duelo. – repitió Kyouya, con la voz más baja pero todavía seria. – ¡Si yo gano, liberarás a Lady Aqua de esta ridícula deuda!

Hubo un momento de silencio mientras todo mundo esperaba que dijera la otra condición del desafío, y más todavía para los que esperaban un rechazo. Cuando no salieron más palabras por parte del Espadachín rubio, Izuku sintió la necesidad de presionar más en el asunto.

- Y... ¿si gano yo? – La pregunta pareció irritar al autoproclamado héroe.

- ¿A qué te refieres con eso? – preguntó Kyouya con una ceja temblándole. – Las cosas permanecerán igual.

El silencio que resultó de dicha declaración provino de la incapacidad de todos en la sala de poder entender el nervio que tenía el joven guerrero.

- Me rehúso. – replicó Izuku, continuando con su comida. Sus compañeras hicieron lo mismo, enfureciendo aún más al rubio en el proceso.

- ¡¿Qué?! – gritó furibundo Kyouya, incapaz de creer que alguien rechazara un duelo honorable. – ¡No puedes rechazar un duelo!

Comenzaron a surgir murmullos entre los curiosos; sin embargo, en lugar de estar criticando la cobardía de Izuku, estaban haciéndolo con el Espadachín rubio. De hecho, Megumin fue quien decidió responderle en lugar del joven Druida, lanzándole una sonrisa burlona al autoproclamado héroe.

- En realidad, no estás retándolo a un duelo. Tus palabras sonaron más a que intentas extorsionarlo. ¿No te da vergüenza?

Kyouya abrió la boca como pez fuera del agua, aparentemente incapaz de comprender qué parte de su heroico discurso podría haber sido considerado como un intento de extorsionar al joven Druida. Izuku, luego de tomar un sorbo de su bebida, que afortunadamente no contenía alcohol, procedió a explicarle:

Bendecido con el corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora