Un plan humilde

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Chris la ladrona sabía que su misión no era fácil, incluso con una semana completa de preparación. Aunque estaba usando su influencia de manera liberal como la diosa Eris.

– Ya casi llegamos. – anunció Chris al grupo que la seguía, siete sacerdotes y sacerdotisas de varias edades y rangos. – Odio tener que repetirme, pero no podemos permitirnos fallar; no queremos mancillar el nombre de nuestra amada diosa...

– Lo entendemos, pero... – replicó el sacerdote mayor, un Elfo Alto de buena apariencia y aspecto joven. – Sólo danos unos minutos más para preparar nuestros corazones. Tenemos que... aceptar a una harpía, después de todo.

Tomándose un momento para observar la mansión que ahora estaba a la vista, Chris les asintió a sus seguidores. No importaba cuán desesperada estuviera para poner su plan en marcha, tenía que asegurarse que cada pequeño paso estuviera asegurado antes de proceder. Si incluso uno solo de los fanáticos que estaba guiando metía la pata, todo habría sido por nada.

Desde hacía algún tiempo, Eris había estado enviándoles sueños proféticos a personas clave dentro de la iglesia. El Arzobispo, todos los obispos y sumos sacerdotes locales; los devotos independientes más confiables que trabajaban para la iglesia, e incluso celebridades locales que tenían suficiente influencia.

La amada diosa había escogido a un héroe. De orígenes y semblante humildes, amigo de los oprimidos y puro de corazón. Sus hazañas probarían que era digno, su camino contradeciría todas las nociones de justicia, y su voz anunciaría el amanecer de una nueva era.

– Chris... ya has conocido a este hombre antes. – Una de las sacerdotisas llamó su atención mientras el resto murmuraba oraciones para tomar fuerza. – ¿Qué podemos esperar de él y... de la harpía?

Los sueños proféticos habían sido vívidos y bastante directos. El elegido llevaría la voz del mundo, haciendo su clase bastante obvia, enfatizando a los oprimidos, sin dejarse ningún detalle sobre la odiada harpía y la temida chica cocodrilo; incluso haciendo algún que otro guiño a sus logros, como haber podido redimir a un lich, y por supuesto, traer de vuelta a sus amados.

El hecho de que Izuku hubiera logrado acabar con la Fortaleza Móvil Destructor sólo cementaba la imagen todavía mejor.

– La harpía es sorprendentemente mansa, más todavía si consideramos que es una salvaje; y actúa como una tonta, pero es inequívocamente astuta. No inicien ninguna agresión, de ninguna clase. – El reporte de Chris les sacó caras sombrías a todos, incluso aunque no fuera la primera vez que les daba esta advertencia. – Sin embargo, Izuku no se parece a nada de lo que podrían esperar. Es amable en extremo con la gente que lo rodea, pero tomará represalias con ferocidad desenfrenada hacia cualquiera que intente hacerles daño. Eso incluye a la harpía... y ustedes ya vieron lo que le pasó al Destructor.

Chris les dio una última mirada a sus seguidores, el grupo que escogió personalmente para anunciar la nueva era de la fe de Eris.

Para ser honesta, los siete Obispos se habían quedado totalmente estupefactos ante el proceso de selección, ninguno de ellos podía creer cómo seis de ellos llevarían a cabo una misión tan importante, cómo seis de ellos eran no sólo simples novatos, sino que habían sido marcados para nunca avanzar de rango debido a sus ideales tan radicales. Tres hombres y tres mujeres, la mayoría de ellos humanos salvo por un Enano, habían sido condenados al ostracismo debido a su trato hacia los semihumanos; y ninguno de ellos se molestaba en ocultar su favoritismo hacia dichas razas inferiores, al punto de condenar a aquellos que abusaban de ellas.

Todos ellos declaraban que la amada Diosa Eris no se iba a deleitar por el sufrimiento de ninguna raza, que haberlas esclavizado era para sacarlos de su camino de herejía, y traerlas de vuelta a la luz de su fe. Incluso declararon que las harpías ya habían pasado por mucho el punto de pagar penitencia, ya que muchas generaciones habían perecido en ignorancia mientras pagaban por los pecados de sus ancestros. Sus demandas de cambio en el paradigma habían sido causas de amonestaciones, escándalos y censuras.

Bendecido con el corazón de un héroeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora