15. Resaca

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Me duele absolutamente todo, sólo quiero permanecer dormida; soñando en mi propio mundo, sin pensar en las consecuencias de mis acciones. Como si el mundo real hubiera ignorado por completo mi petición, desperté lentamente alejándome de los escenarios creados por mi subconsciente.

Lo primero que sentí antes de abrir mis ojos, fue un fuerte dolor de cabeza que se prolongaba por largos periodos de tiempo.

En el momento de restregar perezosamente mis ojos para alejar las imágenes borrosas, noté que algo estaba diferente. Para empezar, esta no era mi habitación. Entré en pánico al percatarme de eso, no recordaba mucho, sólo hasta el momento en que me caí a la piscina. Mil posibilidades se acumulaban en mi mente,causando un miedo indescriptible.

Y, ¿Si me secuestraron? No era posible, porque... Ay, si es posible. Ahora tendré que aplicar mis experiencias viendo documentales policiales.

Estaba a punto de cerciorarme de que no hubiera nadie vigilando la puerta del dormitorio cuando observé a Alexa descansando a mi lado, eso me tranquilizó un poco. Dos mentes son mejores que una en situaciones como esta.

Después de inspeccionar detalladamente la habitación, me fijé por primera vez en mi aspecto, el cual había cambiado drásticamente. Ya no tenía puesto mi disfraz de Luigi, ahora llevaba un abrigado y gigante saco con capucha. El aroma que impregnaba este me pareció extrañamente familiar.

¿Qué pasó anoche para que terminara aquí? Sólo sabría la respuesta si abría la puerta y enfrentaba a la persona que posiblemente nos secuestró. Me explotaba la cabeza en estos momentos, sin embargo, mi curiosidad tenía más fortaleza, por lo que con mucho esfuerzo, logré pararme de la cama y abrir la puerta.

El pasillo en el que me encuentro justo ahora tiene cinco puertas, aleatoriamente elijo una, al entrar visualizo una habitación decorada con muchos libros, estos están organizados en una perfecta estantería. Sin poder evitarlo, entro y contemplo con fascinación las hermosas portadas de tantas obras literarias que me gustaría leer. Estoy tan concentrada en los libros que olvido por un momento el resto del lugar.

Doy medio giro y veo muchos papeles y cartas regados en una mesa cuando un ruido llama toda mi atención. Salgo rápidamente de la habitación y me fijo en la planta baja, donde proviene el ruido. Sigilosamente bajo las escaleras, esperando que cualquier cosa pueda pasar. No tengo cómo defenderme; en caso de un posible ataque, así que tomaré lo primero que vea.

Todo está en silencio hasta que una figura alta empieza a moverse por la cocina. Instintivamente, empiezo a caminar en su dirección—aterrada por dentro— estoy a punto de gritar y agarrar algo pesado para lastimarlo cuando su voz me interrumpe.

—Ya te despertaste. Ven, te preparé el desayuno —. ¿Qué?

Esa voz no la había olvidado, era la de Christopher. ¿Desayuno? ¿No había secuestro? Pero, ¿Cómo no me di cuenta? No había terminado de responderle por estar viendo los rincones de la casa que ya conocía por el proyecto escolar.

Estaba anonadada, no entendía absolutamente nada. Este es uno de los mayores momentos de confusión que he presenciado. Necesito encontrar una explicación racional para todo lo que me está sucediendo hoy.

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Por qué?—no tenía más palabras.

—¿El desayuno? Lo preparé yo esta mañana— frente a mí había un desayuno, acompañado con una ensalada de frutas y un bowl de avena que se veía delicioso —. Pensé que necesitarías alimentos que te ayudaran a superar la resaca, así que investigué y salí a comprarlos —abrí la boca sin mencionar palabra.

—Toma, este jugo de frutas te ayudará a recuperar fuerzas. Pero, primero tómate una pastilla para el dolor de cabeza, debes sentirte mal justo ahora — me tomé la pastilla sin apartar mis ojos de los suyos, sin entender cómo su actitud había cambiado. ¿Qué tan mal estuve anoche para que tuviera que compadecerse de mí?

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