El Intercambio

17. Nuestro lugar secreto

"Hermoso" no le hace justicia a este lugar. Nunca imaginé que existiera un lugar así detrás de un callejón sin salida. Estoy en un gran jardín, repleto de flores llenas de color y vida; es como ver un arcoíris en la tierra, hay fuentes de agua que corren al compás de las hojas, que se mueven libremente por la naturaleza. Hay un camino en medio que guía a dos senderos diferentes; parece que se alejan a lados opuestos, sin embargo, al final se encuentran formando un corazón. A lo largo de todo el lugar, hay estatuas, no de personas como suelen verse en los museos, sino de gigantescos árboles dorados adornados con hojas que denotan detalles inconclusos. Camino por un camino, mientras él camina por el otro lado, observando con detenimiento el alrededor, hasta noto que le intriga mi reacción.

El camino finaliza para los dos, ahora es uno, nos reunimos en un solo espacio. Una fuente con agua cristalina, por instinto la toco esperando a sentir el frío contacto con el cuerpo sin forma. Al hacerlo, se siente como la primera vez que tocamos algo nuevo, aunque lo haya hecho incontables veces. Doy un último vistazo al panorama general, es sencillo y al mismo tiempo, algo único.

-¿Qué es este lugar?- me atrevo a decir después de una larga pausa en silencio.

-Es mi lugar seguro-. Estaba un poco anonadada como para responder a eso. ¿Qué había querido decir con eso? A mi parecer no corre ningún peligro.

Sin esperar a que tuviera tiempo para responder, continuó-: Este es mi lugar seguro, el único lugar donde puedo simplemente existir. Todos en esta vida necesitamos un lugar seguro, donde puedas ser tú mismo sin que nada importe. Desafortunadamente, muchos de nosotros no encontramos ese lugar; aunque el mundo parezca lo suficientemente grande, porque simplemente no existe, así que tenemos que aprender a crearlo por nuestra cuenta. De esa forma terminé, construyendo esta especie de jardín oculto. Tal vez no tiene sentido, pero prefiero hacer esto en lugar de encerrar todo en mi mente para siempre.

Entiendo lo que quiere decirme, siempre estuve sujeta a la última alternativa de guardar absolutamente todo. Al comienzo es algo normal, a medida que pasa el tiempo se vuelve una bomba que puede explotar en cualquier segundo y destruirte desde el interior.

- Si tiene sentido para mí- sus ojos hasta ahora dirigidos al cielo, bajan hasta los míos -. Nunca he tenido un lugar seguro hasta ahora, mas sé lo que es querer anhelarlo. Claro que se aleja de mis prioridades, por distraerme en la rutina del día a día, olvido que es una de las cosas que más busco. Debo admitir que es impresionante el lugar que hiciste aquí.

- Ahora tienes uno, eso si estás de acuerdo- aseguró acercándose un poco más a mí.

- ¿Seguro que no te molesta compartirlo conmigo?- inquirí esperando su respuesta.

- Hay suficiente espacio para los dos aquí, es para quien lo necesite, quien busque despejarse en un mundo dentro de uno más grande- concedió antes de volver a mirar al cielo.

- Si es para todo el mundo, ¿por qué lo mantienes como un secreto?- volví a preguntar.

- Las personas aprecian lo hermoso, hasta que se aburren de eso, lo acaban y se enfocan en algo más llamativo- soltó con indiferencia ante mi pregunta-, por eso es mejor cuidar el lugar desde lo remoto de la ciudad. En sí yo no me encargo de mucho, el mundo se ocupa por si solo de mantener el secreto.

- ¿Cómo hiciste todo esto- él levantó un poco la sonrisa.

- Estaba esperando a que lo preguntaras, eres como un gato muy curioso. Realmente todo esto ya estaba acá, hace unos años encontré este lugar completamente abandonado y descuidado. Con basura regada por todas partes, sin vida, ni alma. Hasta que se me ocurrió transformar ese residuo en algo mejor, le di una segunda oportunidad de vivir- miró con orgullo el trabajo que había hecho-. Empecé por las estatuas de árboles, una galería de arte las estaba botando para hacer espacio a un nuevo proyecto renovado, en su tiempo fueron un éxito, hasta que los olvidaron y su valor se perdió. Hicimos un acuerdo para que pudiera tomar pertenencia de las esculturas y usarlas para el jardín. El siguiente paso fueron los colores, planté semillas que no se veían como mucho al comienzo, no obstante, resultaron en un campo entero de variedad.