Raiz

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Princesa de Eisen, el reino de hierro.

¡Papa, mira, mira esto! ¡He creado mi primer flecha!— Tenía tan solo seis años, estaba llena de ilusiones y sueños inocentes que nadie podría apagar.

¡Oh, no puede ser! Mi princesa ya es toda una herrera ¡¿Ya la viste, Lidia? Su flecha es magistral!— Mi padre, mi adorado padre, siempre riendo y sonriendo, repartiendo fuertes abrazos incondicionales, junto a palabras de aliento, sabía que jamás amaría tanto a un hombre como le amaba a él.

¡La veo, la veo! No tienes que gritar tanto y no la sujetes con tanta fuerza, podrías lastimar a nuestra pequeña, cariño— Mi madre, estaba segura de que era la mujer más hermosa y justa de todo el mundo, mi más grande ejemplo a seguir.

¡Estoy tan emocionado! ¡Cuando menos nos demos cuenta ella forjará la más grande y afilada espada nunca antes vista!— Me encantaba ese gesto de papá, ese en que me elevaba y daba una vuelta.

Vomitará su almuerzo si sigues dándole vueltas de esa manera— Señaló mamá, con una sonrisa en el rostro.

Estamos criando a todo una futura reina poderosa ¿Verdad?— Pregunto papá a mamá.

Por supuesto, en el futuro ella será la reina más hermosa, brillante, equilibrada y sobre todo la más fuerte de todas. Nuestra adorada hija— Las palabras de mi madre, su fraternal mano sobre mi mejilla y ese pequeño beso esquimal, me hizo sentir amada y segura, así como se siente un verdadero hogar.

¡Mierda!— Exclamé con ira y con tan solo diez años, al ver como la hoja de metal se agretio tras mi martillazo, una vez más había fallado de forma horrible.

Ese vocabulario señorita... Eso es lo que diría tu madre si te hubiera escuchado— Papá apareció

Papá...— Murmure avergonzada, lanzando la hoja de metal de vuelta al horno.

¿Cómo va esa espada?— Pregunto con curiosidad, sabía bien que él deseaba con todo su corazón ser la primera persona en sostener la primera espada de su hija, pero esa niña parecía inútil para lograr terminarla.

No puedo hacerlo...— Y me dejé caer, sentada en el suelo, cansada de tanto haber martillado el metal —Por más que lo intento el hierro se fractura o se desnivela demasiado, soy un asco para forjar— Abrace mis piernas con vergüenza de mi insuficiente habilidad —Nadie querrá recibir mi regalo de presentación como princesa...

Doscientas dos veces...— Levante el rostro al escuchar tal número —Doscientos dos intentos me tomó forjar mi primera espada, cuando llegue al cincuenta me desanime por completo, creí que era un desperdicio, una perdida de tiempo y que jamás podría ser un digno heredero, incluso llore— Río con vergüenza

¿Cómo era ella, tu espada?— Pregunté

Perfecta, cuando la sostuve en mis manos y la vi pensé: "Mierda, es la mejor espada que jamás haya visto" No miento cuando te digo que reí y salte de felicidad al ver que todo mi esfuerzo y sacrificio realmente había valido la pena, pero al parecer... solo era perfecta para mí— Le vi sin comprender su pequeña sonrisa decaída.

No podrías imaginar la decepción que sentí al ver la cara de toda las princesas y príncipes supersticiosos al ver mi amada obra, nadie la quiso tomar y eso me hizo sentir horrible, sin embargo...— Sonrió encantado

Una hermosa chica de cabellos y ojos negros se detuvo frente a mí y me sonrió fascinada al ver mi arma, jamás olvidare lo que me dijo: "Tus manos vendadas... realmente te esforzaste en forjarla ¿No es así? Es hermosa" Ella no era una princesa de un enorme país, ni de mucho dinero, sus ropas estaban un poco desgastadas y un poco sucias, pero lo supe en ese instante, ella valía más que cualquier otra joya— Contó tan enamorado.

Vínculos (Bakugou Katsuki x T/n) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora