Vínculos (Bakugou Katsuki x T/n)

Divididos

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Princesa de Eisen, el reino de hierro.

—¿Un retén?— Estaba sorprendida de ver varios hombres armados obstruyendo el camino con torres, muy amenazantes —Tengo un mal presentimiento— Solte

—Si, yo también— Y Bakugou corroboró en mis sospechas

—¿Deberíamos ir por otro lado?— Propuso Mina

—Solo hay este camino linda, si vamos por el otro tardaríamos el triple de tiempo en llegar a Eisen— Le explicó Kirishima a su amada

—¡Hey!— Los hombres se habían dado cuenta de nuestra presencia —¡Quédense donde están!— Gritaron con ni una pizca de amabilidad

—Kirishima— El cenizo llamó a su compañero

—Si— Respondió el pelirrojo, poniéndose frente a nosotras, pero detrás de su amo, parecía ser que él quería hacerse cargo

—¿Quiénes son? Preséntense— Nos manos el jefe de la cuadrilla

—¿Por qué debería hacerlo?— El príncipe les reto

Los hombres respondieron desenvainando sus espadas y sus arqueros nos apuntaron.

—Soy la princesa de Eisen, ____ y él es mi prometido, el príncipe de Drachen, Bakugou Katsuki— Respondí su pregunta para evitar un enfrentamiento

—Conque usted es la princesa. Venga con nosotros— El intento acercarse a mí, pero fue detenido al instante por los dos hombres que nos acompañaba 

—No des ni un puto paso más— Le amenazo Bakugou una vez más

—¿Podrían solo dejarnos pasar, por favor? Tenemos un tiempo limitado para llegar a mi pueblo— Dije intentando agilizar todo esto y evitar a toda costa un conflicto

—Y nosotros tenemos órdenes de hablar con usted su majestad, así que por favor acompáñenos— Pero ellos insistían en llevarme a otro lado

—No irá a ningún lado ¿Quién te da órdenes?— Le cuestiono el cenizo para obtener más información

—Es confidencial— Respondió el hombre

—Una mierda— Respondió de mala gana el príncipe

—Una vez más, amablemente, pedimos que la princesa y su consejera nos acompañe o no podremos evitar crear problemas mucho más grandes— Volvieron a insistir

Tome la mano de Mina, levante mi mano y sujete el mango de mi guadaña —No...— Me negué al seguir teniendo este mal presentimiento en mi pecho

—Viva o muerta...— Soltó entre dientes el hombre y se retiró. Al estar lo suficientemente lejos de nosotros grito a todo pulmón: —¡Fuego!—

—¡Kirishima!— Ante en grito del cenizo, el pelirrojo se transformó en el enorme dragón y con su fuerte coraza nos cubrió de las flechas y lanzó grandes llamaradas contra las torres llenas de arqueros enemigos.