Vínculos (Bakugou Katsuki x T/n)

Línea

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Princesa de Eisen, el reino de hierro.

—¡Ya regresamos!— Me anuncie entrando a la pequeña habitación del hotel

—Te tardaste ¿Dónde diablos estabas?— Me cuestiono, mientras le veía juntar todas nuestras cosas y ponerlas dentro de una mochila.

—Lo siento, es que no encontraba una tienda abierta a esta hora de la noche— Di una excusa, restando por qué no se diera cuenta de nada, pero fue imposible

—¿Quién demonios te ha hecho eso?— Tan solo le tomó unos segundos el darse cuenta. 

—No es nada— Trate de esquivar su mirada y caminar hacia la habitación para recostar el bebé, pero ya me tenía sentenciada.

—¡Habla!— Me sujeto con fuerza de los brazos y me dedico una fúrica mirada, preguntando: —¿Con qué demonios te hiciste ese golpe?—

No tenía más remedio que respirar profundo y confesé: —El hombre de la tienda se me insinuó, no dije nada porque tenía miedo de que se negara a venderme la leche para el bebé, pero antes de irme ese idiota intento levantar mi vestido y... le dije que me dejara en paz, se molesto y me dio un puñetazo en el rostro, diciéndome que solo era una... zorra—

—¡¿Por qué mierda no le regresaste el golpe?!— Me reprochó aún molesto

—¿Cómo podría pelear con el bebé a mis espaldas?— Respondí con la razón

—Voy a matarlo— Murmuró, dirigiéndose hacia la puerta

—¡Espera, solo déjalo así!— Exclame, sujetándole con fuerza del brazo.

—¡Eres tan tonta!— Me insulto como reflejo

—¡Tu eres tan terco!— Y le grite de igual forma

—Yo no soy terco, no puedo creer que no hayas hecho nada al respecto ¡Ese imbécil te golpeo!— Siguió reprochando lo mismo

—Ya te dije el porque y esto no va a quedar así, me vengaré de ese maldito después, así que deja de gritar, estas asustando al bebé—

—¡No!— Ese grito suyo en mi rostro fue mi límite —¡Hey, vuelve en este momento! ¿Qué crees que estás haciendo?— Exclamó cuando tome al bebé e iba hacia la habitación

—Nos vamos a dormir y no quiero tu trasero cerca de mí, quizás duerma bien sin que me asfixies con tu enorme cuerpo— Solté con ganas de herir algo dentro de él.

—¡Bien! Ve y disfruta de tus horribles murmullos y los chillidos de ese mocoso, sin ustedes dos ¡Esta será la mejor noche que haya tenido nunca!— Grito

—¡Bien!— Respondí un poco avergonzada, pero salí de su vista y cerré la puerta tras de mí.

No podía dormir, por más que intenté cerrar los ojos no pude hacerlo, salí de la habitación hacia la cocina.

—¿Por qué no estas durmiendo?— Me pregunto en el instante en que se dio cuenta de mi presencia

—Tenía sed— Respondi aún resentida

—¿El mocoso?— Fue su siguiente cuestión

—Dormido— Y respondí simple, caminando hacia el sofá, donde él estaba sentado —¿Qué hay de ti? ¿Por qué no estas durmiendo?—

—Estoy celoso— Soltó de la nada.

—¿De qué? ¿Del bebé?— Ironicé

—No, de todo. Todo es demasiado fácil para ti— Su respuesta me hizo enojar.

—Oh ¿Y no lo es para ti? Naciste en una familia temida, donde nadie se atrevería a atacar, con personas que te admiran, teniendo a tus padres aceptando cada uno de tus caprichos, sin responsabilidades reales ¿Que más quieres? ¿Qué más podría deberte el universo?— Reproche cada uno de sus privilegios

—Yo... quiero sentirme bien conmigo mismo, de la forma en que tú lo haces y no se cómo, no sé si podré— Murmuro, sus palabras eran casi inaudibles y eso me ablando.

—¡Habló enserio! Paren de idealizarme, si supieran como soy no les agradaría. Si conocieran a la verdadera yo... estarían decepcionados— Termine, sentándome junto a él.

—Soy un monstruo, lo sabes— Dijo sin verme a la cara, solo viendo fuera del ventanal que estaba frente a nosotros mostrando la luna de media noche.

—¿Quién te ha dicho eso?— Cuestione

—Solo mírame, soy un animal que ha matado a personas por simple diversión— Era grave su percepción

—Dame tu mano— Pedí, extendiéndole la mía.

—¿Para qué?— Pregunto, al fin mirándome a la cara.

—Solo hazlo— Y finalmente, de mala gana, me dio su mano —Mi abuela me enseñó a leer las manos así que déjame ver, hmm...—Mire con atención y cuidado la palma de su mano.

—Tienes una larga línea de vida ¡Oh! Y esta significa que eres muy valiente— Señalé una línea de su mano al azar y Bakugou hizo una mueca de no creer completamente en lo que le decía.

—Hmm, es gracioso— Solté al aire, acercando un poco más su mano y acariciando otro de sus pliegues con mi dedo índice.

—¿Qué?— Preguntó bastante interesado

—No la veo...— Murmuré, intensificando su curiosidad

—¿Ver qué?— Y él finalmente plasmó verbalmente su preocupación

—La línea de monstruo— Coloque su mano sobre mi mejilla y con una sonrisa dije: —No hay una—

—Que tontería— Se quejó molesto, quitando de mala gana su mano de mi rostro, al sentirse engañado.

—Sabes Bakugou, no tienes porque estar mostrando tu valor todo el tiempo— Comente, colocando mi mano sobre su hombro.

—¿Qué carajos estás diciéndome, mujer?— Cuestiono

—Espera... ¡No! Lo que trato de decirte es que tú eres un hombre increíble, por eso... no tienes que probarlo, al menos no a mí ¿Bien?— Explique

—Cállate— Dijo, colocando su mano sobre todo mi rostro y empujándome levemente, para hacerme desviar la mirada de él

—Tú cállate— Respondí, golpeando no tan fuerte su abdomen en un puño.

—Vayamos a dormir ¿Si?— Dije al ya no sentir más coraje ni resentimiento entre nosotros.

No respondió, solo se puso de pie y camino hacia la habitación, siendo seguido por mí.

—¿Bakugou?— Le llame por lo bajo, para no despertar al bebé

—¿Qué?— El respondió con el mismo nivel cuidadoso de voz.

—¿De verdad el bebé y yo hacemos mucho ruido al dormir?— Pregunté con verdadera vergüenza e incertidumbre.

—Solo te he escuchado un par de veces en total, el mocoso cuando despierta hace un maldito escándalo, pero es un bebé, no hay algo que se pueda hacer— Respondió

—Ya veo— Comente, recostándome como él

—¿Te asfixio mientras duermo?— Pregunto el príncipe, mirando al techo.

—Si, aveces, sé que puedo llegar a ser una almohada cómoda, pero también necesito respirar— Bromeé