capítulo 21

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Enero 20 2018

Sentía el cuerpo desgastado, me ardía la espalda, y la cabeza me daba punzadas a cada micro segundo. Mis brazos se encontraban densos y los labios me tiritaban. No encontraba ningún ápice de remordimiento en el rostro de mi padre.

A cada minuto volteaba a verle para poder encontrar el detonante de su furia hacia a mi, pero lejos de eso, solo podía ver placer en su mirada, sus ojos entornados derrochabán felicidad, de verme ahí agonizando, suplicando que parará. El gozaba al verme tan débil frente a él.

- Para , para , p-para . - supliqué- por favor.

Nunca antes le había pedido que parará, pero era tanto el dolor que sentía, y no me quedo de otra más que rendirme ante él, de nuevo.

Mi corazón latía fuertemente, estaba a punto de morir a causa de un ataque de taquicardia. Los ojos me ardían de tantas lágrimas que había derramado, podía sentir el sabor a metal , a óxido sobre mis labios, debido a las gotas de sangre que empezaban a brotar de él.

- Oprobio. - bufó dándome una última mirada.

Sentía como si volviese a respirar, sostuve una mano sobre mi pecho, y respire los más hondo que pude, tratando de analizar lo que hace un momento paso.

Habían pasado tan solo 3 días desde que volví del pueblo, y digo volví, porque Albert decidió quedarse un poco más. Su relación con Mildred estaba comenzado a mejorar, y se encontraba en la cima de la felicidad, decidieron tomarse unas pequeñas vacaciones, y un descanso de la ajetreada ciudad.

Por otro lado Fabian y Wiley , estaban de paseo por trigal con la señora Fabiola, quien por suerte ya había reaparecido , me habían insistido para que fuese con ellos, pero no quería ser causa de amargura para su madre. Y decidí quedarme, con el pretexto de que Katia estaría conmigo, ella volvió a penas ayer. No había tenido tiempo de hablar con ella.

Mi padre de una forma muy extraña y peculiar, había vuelto. y eso me afectada en sobre manera, estaba en total soledad. Éramos él y yo.

Me sentía como si fuese David , y muy pronto me enfrentaría al grandisímo Goliat , que en este caso vendría siendo mi padre.

<< Oh vamos, David pudo derrotar a Goliat, ¿ lo olvidas? . >>

En efecto, pero David tenía fe de sobra además de ser un hombre demasiado valiente, virtudes que carecen en mi.

No sabia porque mi padre había vuelto a golpearme, más bien nunca me he enterado de sus razones. Parecía un demente al acecho, apenas sus pupilas lograban localizar mi estropeada persona, el venía y me molía a golpes.

De reojo note como se posaba en su gran sillón, mientras bebía, lo que probablemente era una copa de vino. De vez en cuando soltaba una carcajada, quien sabe las atrocidades que por su mente pasaban. De solo pensarlo me hacía estremecer cada oculto rincón de mi ser.

Oía el crujir de mis huesos, me levantaba de apoco, evitando salir aún mas lastimada de lo que ya estaba. Con la manga de mi chaqueta limpié las gotas de sangre, que se hallaban esparcidas en mi rostro.

No podía quedarme sin hacer nada, no esta vez. Debía enfrentarme a él, y no lo decía por que lo fuese a golpear, o peor aún , matar. Me refería a hablar con él , a decirle lo que pensaba de él, conocía un poco al señor que solía llamar mi padre, sabía por experiencia que no era bueno defendiéndose con palabras, su vocabulario se limitaba a los insultos y vulgaridades.

Tome un profundo respiro, y me gire sobre mis talones, para así poder verle mejor. Quería guardar cada gesto de su rostro en mi mente, quería ver sus expresiones al momento de confesar lo que de verdad sentía por él.

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