Capitulo 27

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Todo estaba desmoronandose de prisa, era una caída constante, donde no había tope solo rodaba cuesta abajo sin tener un final o sin saber donde detenerme. Y eso era lo que más miedo me causaba, no saber cual seria el final de esto o hasta donde tendría que llegar para poder encontrar una solución. ... un tope.

¿Yo?

Yo ya había saltado del precipicio, sin importarme nada ni nadie, me rendí. Y no lo decía en forma depresiva, solo me rendí, me canse de intentar hacer las cosas mejor, creer que por fin mi vida y yo podíamos ser algo estable. Estaba hecha trizas y eso no iba cambiar nunca, y por mucho que doliera debía aceptarlo. Ya no era más Emilia ni Lia y mucho menos Margaret, ahora era.... Nada.

- Vaya, haz venido a verme. Pensé que saldrías huyendo como siempre. - sonrió juguetón Rogel.

Se hallaba con los ojos cerrados, tendido en aquella camilla con sábanas blancas, y unos cuantos aparatos a su alrededor que se hallaban conectados a su cuerpo , el pitido del monitor de signos vitales me hacía apretar los puños, era demasiado molesto para mi en estos momentos, pues me hallaba al borde del colapso.

No había venido las últimas dos semanas, o más bien desde que sucedido el ataque hacia a mi, sin embargo siempre estuve asegurándome de cubrir los gastos médicos, después de todo él me había salvado la vida. Afortunadamente no fue tan grave la herida, y parecía tener más fuerza que nunca. Se encontraba con su inolvidable sonrisa, parecía hacerle gracia la situación.

- No es chistoso. - susurre.

Me plante a su lado, llevaba puesta una chaqueta enorme en color azul, pues las lluvias habían aumentado en la ciudad, y sobre todo mi cabello no había crecido.

Estaba cansada, me dolía todo en general. Mis débiles piernas flaqueaban y tenia la cara llena de aruñones , sin contar que mi cabello ya no existía, lo cual me hacía sentir más triste de lo ya normal. Era como si hubiera perdido las fuerzas en todos los sentidos.

Note como de a poco fue abriendo los ojos para poder verme, y la sonrisa que acompañaba su rostro se esfumó por una de total enojo.

- Me quieres decir que Mierda te ha pasado en el cabello. - alegó al momento de enfocar su vista en mi.

A pesar de llevar la chaqueta puesta hasta la cabeza, se ponía notar la falta de cabello.

Trague en secó, y no pude hacer nada más que tirarme a sus brazos y llorar. No quería dar explicaciones de nada, el aliento me faltaba me costaba tanto estar parada frente a él. Llore porque me dolía seguir con vida , era tan difícil respirar, que comenzaba a ver la muerte como una de las mejores opciones en estos momentos, aunque muy en el fondo sabía que era un acto de cobardía. Me dolía arrastrar a las personas que más queria a mi desdicha , pero al parecer no tenia más opción que esta, o quizá si , pero yo ya era demasiado pesimista como para verlas. Se me escocia el alma entera saber que mis pulmones seguían generando oxígeno y mi corazón bombeando sangre. Estar acá parada era simplemente una tortura.

- ¿ Por qué lo hiciste? . - solté un sollozo en forma de reclamó.

Apreté mis blanquecinas manos en su bata, y con mis nulas fuerzas lo jalonee de a poco.

No quería que nadie diera la vida por mi, no lo merecía. Por muy ilógico que suene , vivir estaba matandome, de una forma lenta y dolorosa.

- Quería morir..... Acaso no lo entiendes. - susurre mientras sentía las lágrimas brotar- No quiero que me salves, estoy podrida, nada va a salvarme y tú no eres la excepción, déjame descansar por favor.

Podía notar como los ojos se le ponían cristalinos, y entendía que lo que pedía era demasiado, algo casi imposible. Se había encariñado tanto conmigo que ya le era imposible no verme en un futuro donde yo fuese feliz, por eso el llegó con esa idea loca de querer convertirme en una artista, pensando que seria una forma para librarme del caos y la tormenta en la que me hallaba, lastimosamente termine arrastrándolo conmigo, pero el no quería verlo.

SobrevivienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora