Somos seres solitarios en esencia.
Las cosas más importantes suelen darse en completa soledad, una soledad simbólica puesto que sabes que eres tú quien está viviendo el momento y nadie más.
No hay excepción ni vacilación, todos estamos irremediablemente solos. Es entonces cuando en el camino vamos encontrando otros seres que hacen de la soledad una esencia más cálida, más soportable, aunque para algunos va a ser siempre más duro para otros.
Da la casualidad que fui para mí misma ese pequeño ratón blanco que al crecer estaba demasiado amaestrado como para conservar el color de su pelaje intacto, así que con el pasar de los años...sólo fui un ratón encerrado en un pequeño y adorable cuarto.
Aconteció entonces que de repente me di cuenta que en aquel cuarto ni siquiera yo me encontraba.
Somos nuestra propia compañía al finalizar el día, o sencillamente cuando no hay nadie a quien ir, pero eso poco a poco va perdiendo su realidad, su sensación de verdad, cuando la soledad simbólica le da un abrazo a la soledad física...Es bastante difícil salir de allí con vida.
Sin otra persona con la cual hablar, describiendo aspectos estrictos literalmente, va uno olvidando dónde está, por qué, inclusive, nuestra propia mente se olvida de pensar. Se deteriora, la memoria se desgasta, sobre todo cuando en aquel cuarto todo lo que haces es ver pasar las horas sin salir de la cama, el cuerpo se adormece y enloqueces, o te apagas. No hay muchas opciones, a veces la imaginación no es suficiente.
Sin contacto humano real, sin palabras amables, sin nada con lo que mantener una mente saludable; o con plantas que mueren más rápido de lo que tú lo haces...se vuelve una existencia sin percepción, ni siquiera de un yo.
Somos la representación de Poe perfecta, "el hombre más solitario del mundo no sabía estar solo", y con ello acompañamos el hecho de creer que sabemos.
Aislarse es sencillo, basta con meterte a la cama y no salir en semanas, no hablar con nadie, ni siquiera contigo mismo, no hacer...literalmente nada.
Reintegrarse...eso es lo jodido.
Una vez intentas retornar de una soledad extrema...las cosas se ponen extrañas.
Alguien, en algún lugar...se desgarra la garganta pidiendo ser encontrado, por desgracia nunca se ha perdido, sólo ha sido asesinado.
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Mi experiencia solitaria con la compañía.
Short Story¿Y si mejor le das la oportunidad?