II

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Era una noche ruidosa, no por mí o la compañía de aquella casa a la que visitaba, eran los habitantes alrededor quienes festejaban.

No tardé demasiado en levantarme y salir de la habitación antes de comenzar a asfixiarme. Con las extremidades adormecidas y la mente nublada por pensamientos incongruentes, terminé yendo hacia la pequeña piscina que al frente tenía.

Estando bajo el agua, imaginé lo poco fácil que sería vaciar mis pulmones hasta ahogarme. Lo intenté un par de veces, pero era demasiado doloroso como para seguir, al menos para mí.

Ni siquiera podía pensar con claridad, algo dolía, dolía profundamente.

Era medianoche y el brillo de las estrellas me consumía...estaban tan...arriba.

Sentí como si mi corazón se derritiera en un lugar acuoso de excremento y poca luminosidad. Como si cada lugar conectado a él se desprendiera y la sangre dejara de fluir para dar paso a un dolor inexplicable e imposible de localizar; casi puedo ver los restos de un corazón convertido en una masa incorporea incapaz de reparar o siquiera soldificar.

Mi corazón se ha convertido en la mierda que se mezcla con el agua sucia de los desechos de alguien más.

Y esa era una noche más.

Mi experiencia solitaria con la compañía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora