17. Plan de conquista: Parte uno.

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Bueno, Kiara, concéntrate, ¿Por dónde empezar?

Moví mi pierna inquieta mientras esperaba a que Gordo saliera del probador. Estábamos en el único centro comercial del humilde San Felipe, específicamente en una tienda de ropa fancy y elegante, mi objetivo del día era mostrarle mi pueblito a Jungkook, pero ahora que José se había antojado de probarse ropa que ni de vaina se va a comprar, todo mi plan se había atrasado.

Había estado pensando todo el camino en cómo enamorar al pendejito que tengo al lado, y había hecho un elaborado plan sin margen de error, arrechísima, nadie detiene a Kikirikí.

El plan consistía en cinco simples pasos, nada del otro mundo, podía con eso y más.

Creo yo.

Gordo salió del probador con un outfit de toyobobo, hizo unas poses niches y nos miró esperando un veredicto.

Jungkook y yo estábamos con unas expresiones de confusión buenísimas sentados en un puff rosa justo frente a él, ninguno sabía qué decir. Kook me miró esperando a que le dijera que se veía bien o algo.

Marico, te ves demasiado tierruo.

Gordo me volteó los ojos —Coño, Kiara, siempre tú tan dulce, seguro tu hombre no piensa lo mismo.

Me volteé hacia Jungkook —¿Qué opinas de él?

—Se viste peor que Seokjin.

—Nagueboná, José, te insultó, quedé loca, kike vagabundo.

Gordo respiró con calma para no perder la paciencia.

—Ustedes dos son unos envidiosos, todo me queda bien, yo lo que soy es el papá de los helados, retuérzanse de la arrechera ahí, me lo voy a comprar. —pensó antes de corregirse —JUNGKOOK ME LO VA A COMPRAR.

—Sí, dale antes de que cambie de opinión, chico. —comenté.

—¿Tú no te vas a comprar nada, Kiara? Aprovecha que tienes sugar daddy, tres años na' más, un platero que se maneja ese chamo, lo rico que es estar forrao' en plata y tú no te vas a aprovechar de eso. Tu ropa ya está toda decolorada y translúcida, cómprate unos pantaloncitos ahí manquesea, ya esa camisita tuya que dice California 76 ya no da pa' más, mínimo ponte algo decente, que pena que me vean contigo, niña chusma.

Los grandes y bonitos ojos de Jungkook se posaron en mí esperando a que le tradujera.

Se veía tan bello, su cabello estaba largo y rizado, tenía el tapabocas abajo porque estábamos solo nosotros tres, aunque yo le dije que no se pusiera eso porque nadie lo iba a reconocer, pero él es necio. Me quedé mirándolo como una tonta hasta que Gordo me metió un coñazo para que saliera de mi trance.

—Eh... sí, sí, me voy a probar algo, ya vengo.

Jungkook asintió con una pequeña sonrisa y siguió viendo su teléfono.

Caminé hasta el probador y empujé a Gordo conmigo. 

—Guebo, loca, tienes al jevo tuyo ahí afuera y te vienes a meter pa' lo oscurito conmigo, ¿Te arrepentiste de no hacer la sexcall? Porque yo ya—

—Coño, José, cállate, me tienes ostina' —corté, —Ayúdame con mi plan de enamorar al chinito ese.

—Otra vez tú perdiendo la dignidad, que belleza, de pana, un espectáculo. —dijo sarcástico —¿En qué coño de la madre quieres que te ayude? Conste que lo hago solo porque quiero que me compren unos churros con arequipe en Churro Manía.

—Sí, lo que te dé la gana, ayúdame pues.

Me acerqué para susurrarle el primer paso de mi plan a Gordo, como si hubiese más gente en el probador o que Jungkook nos entendiera. Finalmente, Gordo accedió porque dijo que le encanta verme pasar pena.

¡Nojoda, Jungkook! || Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora