Otro día más en Saltadilla.
En la mañana se fue la luz, desayuné mis mejores arepas con atún, me bañé, acomodé mi cuarto y lo hice army otra vez porque hoy por fin se iría mi insoportable familia materna, para nada porque volverían en un mes para mi cumpleaños, pero igual disfrutaría su ausencia. Acerca de eso, mis tías estuvieron todos estos días preguntando quién era el chamo, que si era enchufado, que si tenía una finca, y todo lo que se les ocurriera, mientras que mis primas pensaban que era mentira, unas locas más al montón. La cara de Katiuska cuando vió el regalo fue buenísima, en mis recuerdos hasta que me muera.
En mi estante ahora estaba mi Army Bomb con un corazón dibujado por Jungkook, noté ese detalle en cuanto la saqué de la caja, era bellísima, y ahí al lado de mis álbumes firmados y los chocolates que no me atrevía a comer se veía mucho más linda.
Hace dos días del espanto en casa de Sofía, luego de andar por el monte un buen rato, encontramos la avenida Bolívar y nos fuimos a comer a casa de Gordo, él haciendo cosplay de La Sayona y yo de militar. La policía nunca nos encontró así que estábamos finos, nada de qué preocuparse, seguíamos vendiendo chichas como si no fuésemos prófugos de la ley.
Y con Jungkook, ahora estábamos en llamada, no habíamos hablado mucho porque había estado bastante ocupado, pero siempre que tenía un rato libre me escribía así fuese para preguntar si comí o cómo dormí, era demasiado lindo.
—Disculpa lo del otro día con Jimin, suele ser bastante imprudente.
—No te preocupes, me cayó muy bien. —contesté.
—Si le dije lo de la llamada es porque realmente confío en él, —comenzó —no me sentía bien ocultando eso. Además, sabía que lo entendería, lo tomó bastante bien. El resto de muchachos no sabrán hasta que sea adecuado, no quiero que piensen mal de ti.
—Entiendo, Kook, no te pediría que me los presentaras, mucho menos cuando eso puede perjudicarte.
Jungkook no tenía necesidad de explicarme para que yo entendiera.
Si otra persona además de Jimin se enteraba, ya no dejarían que Jungkook hablara conmigo.
—Ya no hablemos de eso, Jagi. —cambió el tema. —¿Cómo vas con que me dijiste ayer?
Le había comentado a Jungkook algo de un conservatorio de aquí, José me dijo que cuando pasó por ahí vió que buscaban profesores, y que podía ir a postularme para enseñar violín. Tenía que tocarles una canción, así que le eché teipe rosado a mi violín, agarré las partituras y empecé a ensayar Te veo de Lasso, como me dijo mi mamá.
—Bastante bien, en realidad —admití. —Espero que me den ese trabajo, no ganaré mucho, pero igual lo necesito.
—¿No has pensado en ninguna universidad? Me dijiste el otro día que aún no estudiabas nada.
Oh no, la pregunta.
—Eh, lo que pasa es que aquí en donde vivo no hay universidades de artes, y las pocas que hay en el país son muy costosas. No quiero estudiar algo que no me guste.
—¿Tal vez en otro país?
—No tengo tanto dinero, vendo chichas para vivir.
Jungkook pensó unos segundos. —Hay muchas universidades aquí en Corea, ¿No has pensado en estudiar aquí?
La realidad es que sí, he buscado miles de becas en alguna universidad de Asia en general, pero mis notas no son excelentes, y se requieren demasiadas cosas para entrar que no tengo, como por ejemplo, un pasaporte vigente siquiera.
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¡Nojoda, Jungkook! || Jeon Jungkook
Hayran KurguA veces solo hay que comerse un pan de guayaba y dormir hasta que te despierten los cacerolazos porque no hay luz desde hace tres días, es la solución de la vida. A mis 18 años me preguntaba "Marico, ¿Qué estoy haciendo con mi vida?" La verdad me se...