Fever

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❗❗EL SIGUIENTE CAPITULO ES UN CAPITULO +18, QUEDAN ADVERTIDXS. ❗❗

ㅤㅤㅤㅤㅤ𝗥𝗘𝗧𝗢 𝗗𝗘 𝗡𝗔𝗛𝗢𝗬𝗔. 𝗗𝗜𝗔 10.

Siendo ayudado por los trabajadores de Ran, Nahoya ahora mismo se encontraba terminando de colocarse una yukata. La misma fue un obsequio del chico, era del color de su cabello y las flores que lo adornaban, sus pétalos, era del color tan azul como sus ojos.

Mantenía puesto el anillo que días antes tambien le había dado, así como la pulsera que llegó a entregarle el primer día. El reloj marcaba las seis de la tarde, debía de estar listo pronto ya que el festival comenzaba a las siete. Terminó de colocarse los último detalles abriendo la puerta de la habitación y bajando con cuidado. Para esa ocasión, volvió a alaciarse el cabello, con la diferencia de que esta vez lo lucía amarrado con una coleta y con un pasador que venía junto con el yukata.

Bajaba con cuidado las escaleras, mismas donde le esperaba Ran, quien vestía una yukata del color de sus ojos, adornada de olas de mar que iban al color de su cabello. Era el último día, Nahoya se encontraba nervioso por alguna razón y la sonrisa de tonto que mantenía Ran por sólo verlo no le facilitaba en lo absoluto las cosas.

El Haitani el extendió la mano, Nahoya extendió la suya para tomarlo y así poder bajar mejor los peldaños. Ambos se dirigieron al exterior de la casa, siendo recibidos por un auto que era conducido por el chofer personal de los Haitani, Ran abrió la puerta del mismo dando paso a Nahoya quien subió enseguida y Ran tomó asiento a un lado de este. No hubo alguna indicación por parte del mayor; todo ya estaba planeado, todos debían obedecer sus órdenes y nada más.

Ran sujetando la mano del gemelo, ambos se dirigían hacia el templo donde tendrían su última cita, y una vez ahí ambos subieron hasta la cima donde estaba ubicado con exactitud. Fueron recibidos por una vistosa y bien arreglada entrada, así como muchos puestos de diversas cosas. La gente no abundaba en exageración, sino más bien lo justo para poder dar un paseo tranquilo y sin problemas.

─ ¿Comemos algo primero? ─ Preguntó Ran, y Nahoya asintió con entusiasmo.

─ Quiero calamar frito, y takoyaki. ─ Pidió el gemelo, y cada una de las exigencias del chico las cumplió.

Ambos caminaban por el lugar, cada uno sujetando su calamar con una mano y el takoyaki en la otra. Se detuvieron en algunos juegos: desde los de tiro hasta los de pesca, siendo que en ellos Ran ganó varios premios para Nahoya quien lucía sumamente cómodo y feliz.

El espectáculo de fuegos artificiales comenzaría pronto, ambos caminaron en busca de un buen lugar, a la par de que también pudieran tener algo de privacidad para poder hablar, encontrando así una pequeña banca alejada de toda la gente en donde ambos tomaron asiento. Nahoya mantenía vista al frente, al igual que Ran, este último sentía que el corazón se le echaba a correr, pero no sabia si Nahoya sentía lo mismo o no.

─ Fueron unos divertidos diez días, no lo puedo negar. ─ Dijo en voz alta el Kawata, captando la atención del mayor.

─ Espero que te haya gustado, independientemente de lo que vayas a decirme. ─ Declaró Ran.

Un sonido lo acalló de pronto así como las luces en el cielo captaron de nuevo su vista. Varias bombas de colores hacían explosión, que lograron abrir los ojos del gemelo y Ran podía notar un suave destello en el par.

Su brazo fue a escabullirse en cadera ajena, acercándose a la anatomía del más pequeño así como se dedicó a disfrutar del sentimiento que le inundaba en ese momento. El toque a sí mismo le llamó la atención: la mano de Nahoya atrajo pronto la mejilla del chico, volteandolo para poder mirarlo y así acercarlo a dar un beso largo, durando en pausas debido a que la falta de aire les impedía seguir. En ese momento Nahoya tomó firme la mano de Ran, levantándose de ahí y jalando con el al Haitani quién con extrañeza dejaba que este le guiara.

Hate you, but, I love you. ❪ RanLey ❫ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora