━━ One shots multifandom. Aquí estaré
escribiendo los escenarios que imagino
en mí día a día con personajes de diferen
tes series, películas o famosos.
Ó
Donde imaginas una vida de ensueño
con tu famoso o personaje favorito, ó..
una vida de desil...
Iba caminando apresuradamente hacia la puerta de entrada, la veía, la veía, esta tan cerca.
Y cuando lo estuve, y estuve apunto de tomar la manija, la puerta se abrió, alguien salió de ahí y chocó conmigo, así tirándome algo caliente encima.
Solté un gritito inmediatamente. Esa persona también lo hizo. Mire a la persona, y era hombre.
—¡Oh dios, lo siento tanto! —exclamó, quitando de al rededor del vaso su servilleta para comenzar a limpiarme la blusa, se veía muy nervioso— En verdad lo siento..
El solo arruinaba más mi blusa, y yo aún sentía lo caliente, y sabía que llegaba tarde.
—Dios mío, tengo una audición importante, no puedo llegar así —murmuré, cuando el chico tomó distancia y mire que pasaba su mano por su cara.
—Toma, toma —dijo quitándose su abrigo. Estaba haciendo frío, y mi abrigo se encontraba húmedo y seguramente mi blusa también.
—No, está bien —me negué, con vergüenza. Levante la mirada y pude observarlo mejor, su rostro tenía muchos lunares, y más cerca de su mandíbula; eso lo hacía ver atractivo. Su nariz era respingada. Sus ojos de un café claro. Unos labios ni muy gruesos pero ni muy delgados, y una barba de pocos días apenas creciendo en su mandíbula.
Oh. Por. Dios.
—Insisto, soy un idiota —balbuceó, así sacándome de mi trance— El café no me lo dieron como lo pedí y.. —él iba a hablar, pero se cortó a sí mismo— Toma —me extendió el abrigo.
Dudosa, lo mire. Al cabo de unos cortos segundos me quite mi abrigo, él lo cuido por mí y me coloqué el suyo, la verdad era cómodo, caliente y se veía abierto a cualquier género, eso daba igual, lo importante era que me quedaba, un poco grande, pero lo hacía.
—Gracias —dije tomando mi abrigo— Pero me tengo que ir —dije abriendo la puerta nuevamente— Tú abrigo.. yo.. —me di la vuelta y mire mejor al apuesto chico con lunares por todo su rostro.
—Quédatelo, es lo menos que puedo hacer —me interrumpió. Yo solamente le sonreí tímida, antes de cruzar la puerta, pero antes escuché— Espero volverte a ver.
Me detuve, detuve la puerta para evitar que se cerrara y me giré sobre mis talones para verlo, aún mirándome.
—Lo mismo digo —respondí, haciendo que sus mejillas rápidamente se tornaran de un leve rojo carmesí. Sonreí avergonzada, antes de darme la vuelta e irme casi corriendo a mi audición.
Y hasta ahora que estoy recordándolo, me doy cuenta de lo atractivo que era, y que pude haberle dado mi número.
Ni siquiera su nombre supe.
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