•Min Yoongi•

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—¿Alguna vez has pensado en lo que se siente después de morir?

Su pregunta me descoloco un poco, me removí y logre tener una posición más cómoda estando recargada en él, ignorando el hecho de que la arena entraba en contacto con mi cuerpo.

—¿No se supone que dejamos de sentir? —dije más como una pregunta que una afirmación, un tanto dudosa.

—Sí, pero.. me pregunto, ¿Estarás atrapado en un especié de trance oscuro? ¿Tu conciencia se apagará y solo será posible ver oscuridad pura? ¿Podrás sentir tu cuerpo estático? Digo, ¿Qué se siente exactamente morir? ¿A qué nos referimos con ese término? Sí, el hecho de que una vida acaba, pero, ¿Acaba de qué modo? Sí, ya no está en la tierra pero, ¿Seremos conscientes de que estamos muertos y de que simplemente no podemos hacer nada al respecto?

La manera en la que sonaba tan interesado en el tema me parecía extraño. Se veía tan sumergido en sus pensamientos desde esta posición, aún cuando su vista estaba fija en el mar.

—¿A qué se debe todo esto exactamente? —cuestioné, sin poder evitar más la curiosidad.

Yoongi podía ser impredecible muchas veces, si no es que casi todo el tiempo, pero, realmente todo esto me daba un extraño sabor de boca.

—Es algo que a veces pienso. Que no te lo diga no significa que no piense en ello —contestó. Bueno, tenía sentido.

—No tengo respuesta a ninguna de tus preguntas, Yoon.

—¿Qué crees que sentirás tú al morir?

Me mantuve unos segundos en silencio, pensando en que decir ya que a decir verdad nunca me había puesto a pensar en esto, y ahora también tenía esa duda. ¿Qué se sentirá después de morir? Y acaso, ¿Sentirás algo? ¿Simplemente dejaremos de existir y todo lo que vivimos lo olvidaremos y serán recuerdos que quedarán en el olvido para siempre? ¿Y será como si todo eso nunca hubiera pasado?

—No lo sé. Pero por tu culpa ahora tengo muchas dudas —dije levantando mi mano para tocar con mi dedo índice su nariz. El hizo una pequeña sonrisa.

—Me dió un poco de hambre, ¿A ti no? —cuestionó bajando su cabeza para poder mirarme ya que me encontraba recostada entre sus piernas.

—Podemos comer las mandarinas que nos regaló Jimin —sugerí, sentándome para poder mirarlo mejor.

—Me parece una buena idea —dijo poniéndose de pie y extendiendo su mano para ayudarme, la cual gustosa acepte y nos dirigimos a la casa la cual estaba a escasos metros nuestros.

Era la casa vacacional que Yoongi tenía aquí en Busan, aquí pasábamos días cuando tenía unas pequeñas vacaciones. A ambos nos relajaba el sonido de las olas y ver cómo el mar se meneaba de un lado a otro. De hecho, odiábamos el agua.

Fuimos directo a la cocina en donde en una mesa se encontraba una canasta con muchas mandarinas que habían sido regalo de Jimin.

Antes de llegar a la mesa, miré como Yoongi caía hacia abajo de rodillas contra el suelo, y aunque se alcanzó a sostener de una silla eso no pudo evitar que tocara el suelo. Me agache rápidamente, preocupada y sorprendida por lo repentino que eso había sido.

—Yoonie, ¿Estás bien, qué pasó? —lo ayude a levantarse y sentarse en una silla. El bajo su cabeza y negó mientras frotaba su sien.

—Estoy bien, solo se me doblaron las piernas.. ya sabes, por todo el esfuerzo que he hecho en los ensayos.

—Esto del concierto te tiene muy inestable, ¿Seguro que estás bien? —pregunté, tomando su rostro entre mis manos para hacer que me mirara. Él asintió vagamente y volvió a ponerse de pie, tomó la canasta, me abrazo por los hombros y volvimos a la playa.

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