CAPÍTULO VI

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Capítulo dedicado a @AraceliMartnez961 . Tú esperabas mucho el reencuentro y sus reacciones. Espero que disfrutes leyéndolas. ✨🤍

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LAUREN

Hoy después de una semana lejos de mi hija, volvería a verla. Estoy ansiosa por abrazarla, sentir su aroma, ver sus ojitos especiales y su hermosa sonrisa que es lo único que me llena de vida.

A pesar de que todos los días he hablado con ella por videollamada, no es lo mismo. También me he mantenido al tanto de su alimentación y su rutina diaria por medio de Julián y Griselda; según me han dicho estos días ha estado comiendo mejor que nunca, no deja nada en su plato y tiene mucho ánimo. Es lo único distinto, eso, y que han ido a visitar a Francisco al trabajo; se me hace raro que Antonella quiera ir tanto a visitarlo, pero esa pequeña es muy astuta, de seguro va para tomar helado gratis. Francisco es un señor mayor que vive a un costado del orfanato y tiene una heladería, él quiere mucho a Antonella y siempre juega con ella cuando vamos a visitar a los niños.

Luego de varias horas en el jet, finalmente llego a suelo inglés. Camino hacia la salida del aeropuerto donde me espera Julián recostado a mi auto. Sonrío al verlo y me lanzo a abrazarlo; después de que todo con Francesco acabó y vinimos a vivir para este país nuestra confianza aumentó más allá de solo amigos o mi mano derecha, no era mi hermano de sangre pero se sentía como si lo fuera.

—Bienvenida a casa. —Susurra antes de separarse. Le doy una amplia sonrisa y suspiro.

—Gracias... Vámonos ya que muero por ver a mi pequeña. —Digo mientras entro al auto en el asiento del piloto. Julián es algo lento y cuidadoso al conducir, y yo quiero llegar a casa rápido.

El camino se me hace rápido entre canciones de Ava Max y malas miradas de Julián; a ninguno de los chicos les gusta su música pero a mí sí y es mi auto, así que se acoplan. Ellos son más de baladas en español y rock, y cuando voy en sus autos debo soportarlo porque me dicen exactamente lo mismo. Lo único que tiene prohibido poner es música de Ed Sheeran, que a pesar de que en algún momento fue de mis cantantes favoritos, jamás pude volver a escuchar una canción suya porque los recuerdos dolían demasiado.

Paramos en un semáforo que está a unas pocas calles de mi casa, cuando mi teléfono comienza a sonar. Veo que el remitente indica que es Griselda, así que levanto la llamada y la pongo en altavoz para que Julián también escuche.

—Hola, Grise, ya casi llego. —Contesto pensando que me llama para saber si estoy cerca. Pero escucho sus sollozos y comienzo a preocuparme.

—Lauren, alguien se ha llevado a Antonella, la han secuestrado. —Dice entre llantos y yo siento como se me cae el alma a los pies.

Mi niña. Secuestrada.

Un intenso dolor se aloja en mi pecho y mi respiración se vuelve errática, mis manos comienzan a temblar mientras siento que todo comienza a dar vueltas a mi alrededor. Se llevaron a mi pequeña y yo no estuve ahí para protegerla.

Le fallé.

Debe estar asustada con esas personas que la secuestraron, y sabrá dios en que condiciones la tendrán o para que se la han llevado. Con el dolor se suma la ira y comienzo a ver en rojo. Sin importarme qué el semáforo aún no haya cambiado, acelero a fondo y esquivo los autos que pasan del otro lado mientras escucho como pitan en protesta. Solo tengo una cosa en mente y es ir a buscar a mi hija.

—Lauren, tranquilízate un poco, podemos tener un accidente. —Advierte Julián y yo solo le doy una rápida mirada para que entienda que no lo haré.

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