CAPÍTULO XV

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LAUREN

Me remuevo en la cama, adormilada y con un leve dolor de cabeza, cuando siento un aroma familiar entrar a mis fosas nasales; mi respiración se corta al instante y mi corazón se acelera al identificar a quién pertenece. Con miedo y maldiciendo internamente, abro los ojos y me encuentro con un cuello tatuado frente a mi rostro. Trago grueso ante la cercanía y los nervios comienzan a invadirme.

¡No, por dios! ¡¿Qué he hecho?!

Con cuidado de no moverme mucho, bajo la mirada a nuestros cuerpos y noto mi brazo izquierdo rodeando su torso junto con mi pierna, y la suya metida entre las mías. Uno de sus brazos está sobre mi cadera mientras el otro pasa por debajo de mi cabeza como una almohada y termina con su mano en mi hombro. Agradezco internamente que al menos estemos los dos enteramente vestidos, aunque su tacto y la cercanía de nuestros cuerpo quema al punto de sentirme expuesta.

Puedo sentir los latidos calmados de su corazón sobre mi pecho y el miedo a que él sienta los míos me obliga a calmarme. No me atrevo a subir la mirada a su rostro, hacerlo sería como darle más realismo a esto y por un segundo quiero creer que estoy soñando y poder disfrutar de este abrazo y su aroma.

Vuelvo a pegar mi rostro a su cuello e inhalo profundamente, dispuesta a dormir unos minutos más, cuando siento que él se remueve. Veo cómo separa su rostro y antes de que me descubra despierta, cierro los ojos. Mi corazón vuelve a descontrolarse y maldigo internamente.

Siento su mirada sobre mí y la mano que antes estaba sobre mi cadera desaparece. Respiro tranquilamente para que piense que estoy dormida mientras pido en mi interior que se vaya y me deje aquí como si no hubiese pasado nada. Casi doy un respingo cuando siento su mano en mi mejilla.

Relájate, Lauren, relájate.

Sus dedos acarician con delicadeza mi piel y luego coloca un mechón de cabello detrás de mi oreja. Su pulgar recorre mi mandíbula con tortuosa lentitud hasta llegar a mi mentón, y mi corazón da un vuelco en el instante en que lo pasa por mis labios. Todo mi cuerpo reacciona a ese gesto de forma traicionera. Estoy por fingir que me volteo en sueños para darle la espalda pero...

—Sé que estás despierta. —Me paralizo al oír su voz ronca.

Maldigo internamente al ser descubierta, pero me niego a abrir los ojos y encararlo, que vergüenza.

Que madura, Lauren.

Es cierto, yo no recuerdo que sucedió anoche, así que no tengo culpa de nada, no tengo por qué avergonzarme.

Aparte de que olfateabas su cuello, no, nada más.

Abro los ojos encontrándome de lleno con sus orbes negros y una sensación conocida me recorre de pies a cabeza. Los recuerdos de la primera vez que dormimos juntos vienen a mi mente; luego del primer atentado de Chloe al regresar de casa de su padre, cuando fui a su habitación para calmarlo y pidió que me quedara con él toda la noche.

—Buenos días. —Susurra en mi oído. Su voz sale ronca y adormilada, y rayos que suena sensual.

—Buenos días. —Susurro contra su cuello.

Intento separarme un poco luego de unos minutos, pero me detengo al sentir algo en mi abdomen bajo. Siento que ríe por lo bajo y muerdo mi labio inferior para no reír también.

—Creo que alguien despertó también. —Digo y aparto un poco la cabeza para verlo a la cara.

—Es imposible no hacerlo contigo tan cerca. —Responde con una sonrisa pícara, mientras con una de sus manos agarra una de mis nalgas y las aprieta pegándome más a su cuerpo.

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