CAPÍTULO XVII

831 118 79
                                    

Capítulo dedicado a @Ley4432 Gracias por el apoyo y tus lindas palabras. Espero que disfrutes del capítulo.🤗 Ustedes también me hacen feliz a mí.💖🤍

**************

LAUREN

Aún no puedo creer lo que estoy haciendo. No puedo dejar de pensar en eso durante todo el viaje hasta Milán. Miro la ventanilla del avión ajena a lo que ocurre a mi alrededor; volver a esa mansión significa abrir heridas que a pesar de los años no he podido cerrar bien.

Tanto que me costó poder cerrarlas un poquito.

Me mentalizo una y otra vez diciendo que todo estará bien, hasta que llego al hangar en Milán y todo comienza a irse a la porra.

«Mi mujer» Las palabras de Francesco me dejan helada al presentarme a sus guardias.

¡Su mujer!

Quiero protestar pero me contengo para no desautorizarlo delante de sus trabajadores. Intento calmarme mientras pienso que tal vez lo dijo porque era necesario, por alguna razón de importancia. Ya le preguntaría luego.

El camino a la mansión se me hace eterno, el tiempo parece no correr y mis nervios aumentan a medida que nos acercamos. Francesco a mi lado luce emocionado mientras le muestra a Antonella cada lugar por el que pasamos, aunque la oscuridad de la noche no deje ver mucho, y ella feliz acapara toda la información.

Es gracioso ver cómo a pesar de tantos años sigo recordando las calles como si hubiese sido ayer. Algo jodido que no ayuda a mis nervios cuando reconozco que casi llegamos.

Mi corazón comienza a latir más fuerte cuando la camioneta se estaciona frente a la entrada principal. Bajo del auto y me coloco al lado de Francesco que tiene a mi pequeña tomada de la mano.

—Bienvenidas a casa. —Dice con una sonrisa y yo me contengo de bufar. "A casa", sí como no.

Avanzamos juntos hacia la puerta y la atravesamos adentrándonos al salón dónde una aturdida Stella nos espera. No me ha visto porque que estoy detrás de Francesco. Intento obviar las sensaciones que me inundan al estar en este salón y al ver a Stella como si el tiempo no hubiese pasado para ella; sigue igual con el cabello canoso y pocas arrugas en el rostro.

—Bienvenidos. —Dice con el ceño ligeramente fruncido mirando a la niña a que va de la mano de su padre.

—Buenas noches, Stella, he traído invitadas. —Dice él en tono alegre. Ella pasa de la confusión a la felicidad al escucharlo por alguna razón.

—¿Y quiénes son esas invitadas? —Pregunta curiosa dando un paso hacia adelante y yo, con el corazón en la garganta, camino para salir a la vista.

Cuando sus ojos cafés coinciden conmigo veo cómo se paraliza. Abre los ojos de par en par y luego pestañea varias veces, como si no creyera que yo fuera real. No la culpo, yo tampoco me lo creo aún. Al igual que ella, yo me he quedado muda, no sé qué decir luego de tanto tiempo, y teniendo en cuenta lo que sucedió antes de irme no sé cómo reaccionará.

Y entonces, la primera daga se incrusta en mi pecho cuando habla.

—¿Anna..? —Incrédula, avanza otro paso hacia mí.

Yo me quedo completamente tensa; desde aquel día nadie me llamaba por ese nombre. Miles de recuerdos me golpean una y otra vez, y trago saliva con dificultad por el nudo que se ha hecho en mi garganta.

—Lauren. —Rectifico con dificultad al verla llegar frente a mí. Tenerla así me hace viajar a la última vez que la vi, cuando arrodillada frente a ella lloraba desconsolada.

Torna a Casa (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora