CAPÍTULO III

906 132 81
                                    

FRANCESCO

—¿Sales o te saco? —Ruedo los ojos ante la molesta voz de Harry que está al otro lado de la puerta de mi habitación. Llevamos alrededor de cinco minutos discutiendo porque no quiero ir a la gala.

—Deja de molestar y lárgate a la gala tú solo. —Digo acostado en la cómoda cama, listo para dormir.

—Tú lo pediste. —Escucho que dice y luego todo es silencio.

Al fin se fue.

Me sobresalto al sentir como la puerta de mi habitación se viene abajo. La ha abierto de una patada el muy animal. Que iluso fui al pensar que me iba a dejar tranquilo.

—Listo, vamos. —Viene hacia mí como si nada, se sienta en la cama y me da una sonrisa inocente.

—No iré. —Harry arquea una ceja y yo suspiro. No se rendirá y sé que es capaz de llevarme a rastras así en pijama. —No tengo nada que ponerme.

—¿Estás de broma? ¡Tienes mucha ropa! —Exclama incrédulo.

—Sí, pero toda es negra, y quiero vestirme completamente de blanco. —Digo al recordar lo que dijo Antonella sobre que siempre visto de negro.

—Bueno, eso es fácil de arreglar. —Se levanta y comienza a desvestirse.

No puede ser. Joder, hasta ahora no había notado que el va vestido con un traje blanco.

—Eres insoportablemente pesado ¿sabías? —Él solo me dedica una sonrisa cargada de superioridad y me lanza todo lo que se ha quitado. Va al armario donde he guardado mi ropa y toma el traje más elegante.

—Vístete rápido que vamos tarde. —Dice mientras se viste y yo hago lo mismo. Maldigo internamente por tener la misma talla en todo, incluso sus zapatos me quedan. No puedo refutar nada.

Harry a pesar de ser unos años menor, tiene la misma complexión que yo; alto, de brazos musculosos y piernas largas y definidas. Ese pelirrojo pecoso que parece inocente con sus ojos miel pero es de todo menos eso.

—Que sepas que solo estaré diez minutos y me iré. —Digo mientras termino de arreglar mi atuendo.

Hace como si no me hubiese escuchado y toma mi perfume para rociarme con él. Hago una mueca al sentir que me ha echado en la boca, y él ríe por lo bajo.

—Perdón, no me fijé. —Entorno los ojos en su dirección y él deja el perfume en su lugar para tomarme del brazo y sacarme de la habitación.

Bajamos hasta la salida del hotel y nos encaminamos al auto que tengo rentado. Estoy pensando en comprar uno por si debo quedarme más tiempo aquí, no me gusta mucho rentar autos.

Luego de veinte minutos de viaje llegamos al hotel donde se celebra la gala. Entrego las llaves del auto a uno de los empleados para que lo aparque, y entro al lugar con Harry pisándome los talones. Al llegar al salón, me coloco un antifaz blanco que me dan en la entrada y voy a saludar a Alexander y algunos de nuestros socios que están presentes.

Observo alrededor con aburrimiento mientras tomo una copa de champagne que me entrega uno de los empleados, mientras Harry sigue junto a Alexander conversando. Algunas mujeres me lanzan miradas coquetas que ignoro completamente, no me interesa ligar con nadie.

Observo el reloj en mi mano y veo que ya han pasado los diez minutos que dije que estaría aquí. Bebo lo último en mi copa y cuando doy un paso hacia la entrada me detengo en seco; mis ojos dan con una mujer que acaba de ingresar al salón. No sé qué tiene, pero no puedo dejar de mirarla mientras baja las escaleras; denota seguridad, poder y un aire misterios que le otorga el antifaz. Lleva un largo vestido blanco, como si estuviésemos combinados, que se pega completamente a su hermosa silueta y el cabello negro corto la hace ver tan sensual que siento algo que no sentía hace años dentro de mis pantalones.

Torna a Casa (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora