CAPÍTULO VII

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FRANCESCO

Cuando observo el rastreador en manos de Lauren siento que exploto. Esos desgraciados nos vieron la cara todo el tiempo. Golpeo la pared con toda mi fuerza, no me importa desgarrarme la mano, solo quiero soltar todo lo que llevo dentro, esto es demasiado para un solo día.

«Antonella es nuestra hija»

Esa frase se repite una y otra vez en mi cabeza. Estaba tan impresionado de verla frente a mí luego de tanto tiempo, las emociones que me atravesaron no me dejaban procesar la situación ni sus golpes sin sentidos para mí; hasta que todo hizo clic en mi mente. Quería creer que no, que no había hecho eso, que no me había ocultado algo tan importante, que no había vuelto a joderme, pero parece que ese era su objetivo en la vida.

Nunca la odié ni le guardé rencor por lo que me hizo hace seis años, porque sabía que yo había arruinado su vida antes, y porque mi corazón enamorado me lo impedía, solo se resignó a vivir en eterno dolor por su engaño. Pero esto... Esto no se lo perdonaría; que me ocultara su embarazo, que me privara de conocer y ver crecer a mi hija va más allá de mis límites. Ya no era un problema solo nuestro, había una tercera personita, un bebé que no solo era suyo sino también mío; que habíamos creado juntos y que merecía tener un padre tanto como una madre.

No quiero pensar con la cabeza en caliente y con toda la furia que llevo dentro, quiero sentarme y analizar todo; intentar entender su punto, no ser impulsivo ni centrarme en mi enojo. Pero justo ahora lo único que me interesa es encontrar a mi pequeña Antonella y traerla a casa sana y salva.

—¡Vámonos! Aquí no tenemos nada más que hacer. —Dice con la mandíbula tensa. Su puño está cerrado fuertemente alrededor del rastreador. Sus ojos se ven cristalizados pero no derrama una sola lágrima.

Camina a paso rápido para salir de la habitación y yo la sigo. Bajamos hasta la salida del lugar cuando veo un grupo de más de diez hombres y varias camionetas parqueadas alrededor.

—Sígueme en tu auto hasta mi casa, allí pensaremos mejor que hacer. —Habla firme y, sin esperar respuesta, camina hacia los hombres que la rodean al instante. —¡Vámonos! —Les ordena antes de entrar a uno de los coches.

Yo me quedo unos segundos observándola, aún me parece irreal que esté aquí frente a mis ojos. Doy la vuelta para buscar mi auto mientras tomo mi teléfono para marcarle a Harry, pero lo veo salir por la puerta principal.

—Amigo, he buscado en todas partes pero no hay nadie dentro. —Llega a mi lado con la respiración agitada. —Incluso me armé de valor y entré a un sótano, que sabes que me dan miedo, pero nada.

—La ubicación es falsa, le extrajeron el rastreador y lo dejaron aquí. —Explico con rabia y él abre la boca en sorpresa.

—Vaya... ¿Quiénes son esas personas? —Pregunta al ver como los autos de los hombres de Lauren comienzan a salir del estacionamiento.

—En el camino te explico, ahora vámonos. —Apresuro el paso y entro al auto para seguir a Lauren hasta su casa.


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—Espera... ¡¿Qué?! —Exclama Harry a mi lado, le acabo de contar todo mientras conduzco. —¿Entonces resulta que la niña que tanto quieres es tu hija y que Lauren vive aquí con ella?

—Sí. —Me limito a decir.

—Joder, el destino es impresionante. —Dice asombrado y yo asiento porque tiene razón. —Siento mucho que se la hayan llevado, verás que pronto la encontrarán. —Coloca una mano en mi hombro para darme apoyo y yo suspiro sin dejar de pensar en cómo rescataremos a Antonella.

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