50. Porac en llamas.

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.•𝐄𝐧 𝐄𝐥 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨•.
1945

El campamento sorprendentemente se sumerge a un profundo silencio en espera de la llegada de Leonid (Rusia) detrás de una carpa. Tanto México como Rusia estaban nerviosos, uno de si el contrario se acobardaría y el otro de lo que le pasaría si toma este nombramiento siendo el un country del futuro. ¿Tendrá repercusiones en el pasado, estará bien, no morirá?

─¿Qué tienes? ¿A poco te ganaron los nervios? Creí que los rusos tenían nervios como el hielo─ cuestiona Horacio al ruso, quien estaba sujetando con mucha fuerza la parte de abajo de su camisa.

─No es eso, es solo que no se como se va manejar este nombramiento. Capaz si me cortan un dedo o me hacen tomar sangre de un animal sacrificado─ niega Rusia bromeando un poco.

─Vamos, no seas marica y metete de una vez que quiero ver el show.

Horacio empuja a Rusia fuera de la carpa adentrándolo de golpe y cayendo al suelo de cara. Percatándose de las miradas, el apenado ruso se levanta rápido, sacude su ropa que se mancho de tierra y acomoda su cabello tratando de calmarse por la vergüenza de hace unos segundos. A pesar de estar preparado para las burlas, los mexicanos le prestaron mas atención al nuevo corte de cabellos, el cual les parecía mas aceptable pues muchos decían que tenían calor de solo verlo, que parecía ser mas una mujer marimacho si lo vieran desde la parte de atrás y entre muchas cosas mas.

El bulla no se hizo espera ya que el escuadrón alagaba la nueva apariencia de su camarada en un día tan importante como ese, el ruido cada vez más de volumen y era algo que él México de 1945 no toleraba. Ya harto del ruido silva llamando la atención de sus soldados y usando su voz firme les ordena que estén en línea, algo que le costo a los gringos pues eran rebeldes con ellos, mas con la sola presencia o mención del country se arreglaba en un santiamén.

─Al parecer no me traje soldados, sino gallinas para cacarear, ¿¡Verdad!?─ dice México caminando lentamente enfrente de ellos para buscar a alguien con quien desquitar su repentino enojo, sin embargo, al ver al protagonista de la reunión el enojo se fue disipando, pasa se coloca a un lado suyo y da inicio a un breve discurso sobre la disciplina y que cuando regresaran a casa les pediría a sus madres que le jalen las orejas hasta que ya no tuvieran.

Teniendo a México al lado suyo de forma relajada enfrente de mucha gente le emociono bastante a Rusia ya que casi todo el tiempo era cortante en sus interacciones fuera de la guerra. Sus momentos mas íntimos le hacían recordar sus vivencias en el futuro con el México de ese tiempo. Son la misma persona mas sus caracteres eran tan distintos, eran como el agua y el aceite, pero si apareciera una cuchara este podían combinarse para seguir laborando un platillo.

¿Qué platillo? Tal vez un pollo a la Kiev. Y vaya que necesitaba hacerlo.

Hablando de comida, al ruso le llama la atención como México tenia su cabello castaño oscuro desordenado, su playera blanca sucia mal arreglada, manos manchadas de tierra y su entrecejo mas arrugado por el ''desorden'' del escuadrón. Es por eso que se ríe un poco por las ocurrencias de sus amigos latinos y gracias a eso desvía la mirada y se percata de la presencia del alemán.

─Muy bien, muy bien. Basta de abrazos que el nombramiento debe de seguir─ desvía el tema con éxito y procede a llevarlo en el centro de la tienda, el cual se hallaba una mesa de madera y sobre ella estaba un cuenco lleno de una sustancia de dudosa procedencia y un ramo de herbales.

☢️🍁𝗗𝗲 𝗩𝘂𝗲𝗹𝘁𝗮 𝗔 𝗟𝗮 𝗚𝘂𝗲𝗿𝗿𝗮🍁☢️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora