☢️🍁𝗗𝗲 𝗩𝘂𝗲𝗹𝘁𝗮 𝗔 𝗟𝗮 𝗚𝘂𝗲𝗿𝗿𝗮🍁☢️

36. Manitas.

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.•𝐄𝐧 𝐄𝐥 𝐏𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨•.
1945

─¡¡¡Ahhhhhhhhhhhh!!! ¿Cómo es que llego aquí?─ exclama el ruso ya que no se esperaba encontrarse a quien quería huir.

─Aquí son los baños─ dijo México señalando el cartel donde claramente decía en letras mayúsculas ''BAÑOS'', aparte de que en el aire se percibía el olor a una de las mayores necesidades humanas ─¿Qué hacías en mi tienda?

─Eh... ¿Y usted?

─¿Yo qué?

─¿Por qué tenia mi ushanka?

─Que te importa.

─¿Ya ve? Así no podemos tener buena comunicación. La base de la amistad es la confianza, y sin confianza, no hay amistad─ dice Rusia tratando de jugar con la mente de México y salir de una posible paliza ─¿O no somos amigos?

─Claro que lo somos, pero quiero saber porque husmeas entre mis cosas─ se cruza de brazos el mexicano haciéndolo tener una imagen mas firme y con el ceño mas fruncido que nunca antes ha hecho.

─E-es que...─ retrocede Rusia y México se acerca para que no se le escapara.

─''¿Es que?''─ dice sin quitarle la vista del contrario, algo que le puso mas nervioso porque parecía que le estaba esculcando el alma.

─Es que yo...─ retrocede mas y mas sin darse cuenta de que se estaban adentrando en la selva.

─¿Es tu que?─ México si se dio cuenta de que estaban introduciendo en la selva mas no abandono su postura firme en contra del ruso que lo superaba en estatura.

Rusia ya no sabia a donde ir, varias veces se había tropezado con algunas ramas, se logra estabilizar mas choca con el tronco de un árbol y México coloca su mano a un lado suyo para no irse. Al estar cerca del cuerpo del mexicano, el cual emanaba un olor a sudor debido a los ejercicios que impuso a los demás soldados, el cabello desordenado y levemente mojado por lo antes mencionado, la ropa manchada por tierra y sus ojos, oh vaya, aquellos ojos firmes que le miraban le atraían a hacer algo que no había hecho desde hace tiempo con el.

─Es que yo... ¿Me equivoque?─ se sincero. Por primera vez Rusia dice la verdad ante México del pasado, le había mentido tantas veces para salirse con la suya, pero por alguna razón sintió que debía ser honesto ─La verdad es que no sabia que era su tienda porque solo me arrastro a ese lugar y me dormí. Debí preguntar pero no lo hice, lo siento por estar entre sus cosas.

México del pasado analiza las palabras del ruso, medita y presta atención a las acciones de Leonid para identificar si le mentía o no, sin embargo, lo que decía era verdadero ya que su respiración era relajado y si miraba conectaba a la suya sin temor alguno.

El mexicano acerca su mano a la cabellera castaña de Rusia y lo alborota como si fuera un perro grande para luego decirle con una mirada mas suave: ─¿Ves? ¿Qué tan difícil era decirme la verdad? Ni que te fuera a morder─ Al terminar de decir aquello aleja su mano y se va de regreso al campamento, mira atrás y nota que Leonid (O sea, Rusia) tenia la mirada perdida y decide bromear un poco con el ─¿Estas esperando a que un japonés te mate? Ven, pronto será la cena y tal vez haya avena con miel.