3: 𝙳𝚢𝚕𝚊𝚗

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Narra Dylan:

Aún sigo sin entender por qué mierda nos hacen venir al instituto a las 8:15 de la mañana, con los 3 grados de temperatura que hace en la calle. Al entrar a la primera clase, me senté en la penúltima fila, al lado del radiador que había en la pared.

¿De verdad tengo una oportunidad con él? Tal vez a él le guste alguien como Vanessa, inteligente y responsable. Ahora mismo a él también le tocaba esta clase y estaba sentado junto a ella en la segunda fila.

— Tierra llamando a Dylan, ¿me estás escuchando?— Sophie soltó una carcajada. Estaba sentada delante de mí, y me había estado contando algo de lo que no me he enterado.— Ya veo que no.

— Lo siento, ¿podrías repetirlo?

La chica estaba a punto de hacerlo, pero la interrumpió la repentina entrada de la profesora de física.

— Te lo cuento después.— susurró para después abrir el libro por la página que tocaba. Asentí con la cabeza y volví a centrarme en mis asuntos.

¿Solo me pasa a mí o es que siempre cuando te gusta alguien se te olvida como mirarlo de una forma normal?

Es como si ya no pudieras fijarte en esa persona por miedo a que te pillara y comenzara a sospechar. Intentas dejar de hacerlo, pero por alguna extraña razón cuanto más intentes disimularlo, más miradas terminarás lanzándole.

Encima, cuando te pilla haciéndolo, intentas apartar la mirada lo más rápido posible, intentando hacer todo lo posible para que parezca que simplemente estás observando las cosas a tu alrededor. Los próximos minutos te los pasas pensando: ¿y si me ha descubierto? o ¿qué hago para que todo esto pare?

Tu propia medicina (historia corta) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora