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Peticiones inesperadas.
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—¡¿Por qué de repente me preguntas eso Draco?! —exclamé exaltada y algo frustrada, librandome de su agarre. En realidad lo único que quería era descansar, y ahora él me saltaba con eso.
—Yo... —parecia que me iba a dar un discurso muy largo ya que había fruncido el ceño, pero no lo deje terminar.
—Mira, acabo de salir viva de mi casi muerte, necesito despejarme, dormir, ¡No recibir preguntas como esas! —alisé las mangas de mi túnica y respiré hondo calmandome, supongo que reaccione así por la adrenalina—. ¿Qué es lo que te dieron? ¿Esa clase de poción de amortendia? Porque realmente ni entiendo como es que puedo gustarte si desde que nos conocimos, la mitad de las veces hemos peleado.
━━Es exactamente por eso, Everlina, tú eres diferente a las demás que solo intentan conquistarme..., además, sé que en realidad no deberías de estar en Gryffindor, tienes muchas más cualidades de una Slytherin.
━━Escúchame, primer, si tal vez me lo hubieras pedido con calma y más considerado, sí habría aceptado salir como amigos ━━comencé aclarándole━━. Segundo, no soy la única chica que debe de tratarte así, hay muchas en Gryffindor y Ravenclaw que te odian muchisimo más que yo. Y tercero... me gustaría que fueramos amigos, Draco, ¿Alguna vez haz tenido realmente una verdadera amiga que no te busque unicamente por ser "Draco Malfoy"?, porque eso es lo que yo quiero, y eso es lo único que puedo ofrecerte, además... estoy intentando algo con Cedric, ahora sí me disculpas...
—¿Interrumpo algo? —detras de mí habló una voz muy, muy conocida. Cerré mis ojos con fuerza—. Lina, ¿Está todo bien? —dijo el castaño acercándose a mí ignorando por completo a Draco.
—Sí, interrumpes algo, Diggory —musitó con enfado Draco ignorando también la pregunta que cedric me dijo.
Él se dió vuelta y dejo de mirarme para mirar a Draco —No te lo pregunté a tí, Malfoy —musitó también entre dientes Cedric. ¡Esto tenía que ser el colmo!
Sentía la mirada de alguien más... No de cedric, ni de Draco, de alguien más observandonos...
—¡Ya basta ambos dos! —me coloqué entre medio de ambos, como una chica de esos libros que leía, las cuales estaban envueltas en un trío culposo—. Ahora, si me disculpan señores, iré por ese lugar —señalé el pasillo de mi habitación —. A descansar y tomar mi siesta reconfortante, sin que ninguna persona se atreva a molestarme o pelear en mi presencia o ausencia —los mire fijamente a ambos, agotada de la situación.
No me despedí de ninguno, en verdad, estaba cansada. Caminé tranquila sin mirar hacia atrás a mi habitación y en cuanto llegué, cerré la puerta, me apoye en esta respirando hondo, y luego corrí a tirarme en la cama.
