Bruno.
Debía correr, no se suponía que me vieran dentro de la casita.
Saque un poco de sal que tenía por ahí y se la lance en el rostro para poder desaparecer.
—Por todas las ratas, patitas pa' que las quiero —me sentí un corredor profesional.
Corrí hasta llegar a la pintura que era la entrada a mi hogar. Me detuve cuando me di cuenta que no me seguía, ni siquiera estaba cerca mío y no había rastros de aquella persona.
Me lancé por la pintura aún con miedo. Pise suave y despacio para no hacer ningún sonido.
Escuché voces y eso me provocó temor.
¿Qué dirían de mí?
"Abuela, abuela, he visto al malvado tío Bruno."
O quizá, solo no sabían de mí. Quizá me habían olvidado y se habían deshecho de todos los recuerdos donde yo estaba implicado.
Llegué a la puerta de mi habitación, lejos de esos feos muros y esas grandes escaleras.
Suspiré en forma de alivio. A mí parecer era de madrugada, así que no creía que alguien estuviera despierto a esta hora.
Estuve a punto de descansar cuando escuché algo estrujarse.
Era la pared. De nuevo tenía grietas, cada vez se hacían más grietas y más grandes. No había forma de reparar esto...
—Esto Hernando ya no lo puede reparar. Y la mezcla de Jorge ya no es suficiente.
Todo iba por un mal sentido, la casa se rompía más y la vela se iba apagando poco a poco. No tenia arreglo, o tal vez sí. De eso yo no tenía ninguna idea, no sabía como salvar el Encanto, el milagro Madrigal.
No sabía qué hacer, no sabía qué pensar.
—¿Tío Bruno? —capté a un ojo viéndome desde un agujero de la pintura familiar, me sobresalté.
—¿Es usted? Lo veo, y lo escucho. Soy Dolores, por si no me recuerda. Solo espero que esté bien, no me gusta pensar que tiene frío, o que come cosas con hongos. Le dejo estás arepas que mi tía Julieta preparó y yo calenté para usted, espero esté bien por si está ahí. Se que mi hermano puede acabarse la comida por las noches, así que supongo que eso lo ha dejado sin comer por varias noches, lo lamento. —Después hizo un sonido extraño, algo como un "mh".
Metió un plato con aproximadamente unas diez arepas por un hoyo que había dónde alguna vez hubo un azulejo. Yo no sabía la existencia de tal agujero.
—Gracias, Dolores. —Dije apenas en un susurro.
♪♪
Dos días después...
Sabía que no diría que me vio, pero aún así estaba nervioso. Tan nervioso que deje de estar ahí aunque sea por un tiempo.
También procuraba alejarme del pueblo, no quería que, hasta me lincharan por su futuro, eran capaces de eso y más.
Había miles de futuros alternos, ellos deciden cuál tendrán con sus acciones y decisiones. No era culpa mía, no todo es culpa mía.
Que hubiera una lluvia por nervios en la boda de Pepa no fue mi culpa.
Si lo fue.
Que un pez se muera no fue mi culpa.
Si lo fue.
Que el milagro se pierda no es mi culpa.
Si lo es.
Que el encanto desaparezca no es mi culpa.
Si lo es.
Que el temperamento de Pepa pueda terminar su relación con Félix no es mi culpa.
Si es así.
Soy más que un don.
No lo eres.
Estaba harto de toda esta culpa, hasta yo me odiaba y eso nadie podía impedirlo.
Sentado en un alejado lago me puse sobre-pensar.
—¿Y si Mirabel no obtuvo un don porque...? —No, no podía ser. No había tanta lógica en eso, ¿o si?
—Si la vela se apaga, todos descansarían un poco, ¿qué no?. ¿Podría yo ayudar a mi familia a estar mejor? ¿Podría darles un mejor futuro?
Una ratita movió su nariz dándome a entender que incluso yo puedo ayudar a mi familia. Podría darles un mejor futuro sin ver el futuro. Si arruinarles su vida, esta maldición no me ayudaba en nada, yo debía ayudarlos a ellos yo solo, sin un don maldito.
Las únicas que no me odiaban eran la familia de mi hermana Julieta, nadie me olvidaba y veía a Julieta esperar por mi. Veía su dolor en su mirada, no pensaba que mi ausencia podría afectarla tanto.
La quería tanto, mi dulce hermana.
Un recuerdo iluminó mi mente al pensar en ella:
«—Tío... ¿Crees que puedas ver un poco de mi futuro? me da mucha curiosidad. —Isabela de seis años fue a verme hasta mi torre, fue la primera y última vez que me visitó.
—¿Estás segura? Temo que no te guste y me odies.
—Yo jamás te odiaría, tío Bruno. Mi mamá me dice que el odio es malo, y no soy mala. Estoy a punto de ser perfecta, dice mi abuela Alma. Solo falta perfeccionar más mi comportamiento y seré la perfección en persona, eso me dijo.
Eso no era bueno, nadie puede alcanzar la perfección total, —Bien, deja preparo esto.
En mi habitación prepare todo y tire la sal.
—Sugiero que te agarres —le ofrecí mis manos y encogí mi hombro en forma de tranquilidad y confianza, al igual que le mostré una sonrisa de boca cerrada que le transmitiría confianza.
Ella me tomó de las manos y espero a lo que yo viera. Se veía tan tranquila.
Mis ojos se volvieron verdes, y el aire comenzaba a fluir. Una gran jaula de arena se formó al rededor nuestro.
Era ella de mayor, parecía libre, feliz y su destino parecía demasiado gentil.
Tendría una... vida de ensueño, su don... como uvas su don iba a madurar. Aprendería más de él y descubrirá cosas nuevas. Sabría y aprendería que no debe ser perfecta para ser feliz y que si no complacía a los demás no pasaba nada. Ella no les debía la perfección.
No tenía una gran interpretación, pero no parecía ser una profecía mala. No había amenaza. No veía nada cruel.
—Listo —, tenía la visión en mis manos y se la pase —no veo maldad en ella, ni tragedias, espero no me odies..
—¡Se ve increíble, tío Bruno! ¡Muchas gracias! »
La primera que no había odiado mi profecía, que no me odiaba por una visión.
Isabela.
ꕥ
Les dejo este fanart que encontré, siento que describe muy bien la escena en que Isabela le pide a Bruno ver su futuro en la parte final de este capitulo, espero les guste. Cabe aclarar que este fanart no es mio y mucho menos lo robo, todos los derechos a su merecido autor/a.
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¿Don o Maldición? ♪Visiones♪ | Bruno Madrigal
Fanfiction¿Don o maldición? Todo era un caos desde que Bruno hacía visiones a los demás, odio injustificado caía hacía el. ¿Por qué nadie hablaba de él? ¿Qué había hecho para que lo tratarán así? Hasta su propia familia se había olvidado de él... El considera...