Final parte 2.
Bruno.
Yo ya no me había molestado en esconderme de mi madre Alma, pero si de los demás. Así que yo veía como Mirabel y Alma se encontraban en una discusión.
Donde yo estaba nadie iría, por ahora. Detrás de una maceta, al lado del cuadro que llevaba a mi vivienda, ahí era donde yo me encontraba.
—¡Bruno solo quería lo peor para esta familia, no le importábamos! —incluso después de verme decía que yo deseaba las tragedias a todos. Yo era el malo tío Bruno.
—¡Bruno se fue por cosas como las que tu estas diciendo! ¡él espera lo mejor para nosotros y nos ama! —Mirabel hacía lo posible por hacer entrar en razón a mi madre.
—¡Mamá, cuidado! —Pepa advirtió de algo a mi mamá que yo no podía ver.
Pero si podía escuchar como la casa se destrozaba más, un encanto familiar no se arreglaba con una discusión familiar.
—¡La vela, vayan por la vela! —a pesar de lo que sucedía en ese momento exacto, Alma se preocupaba por la vela.
Yo, inconscientemente, empece a correr en dirección a la vela, sabía el riesgo que yo corría al hacerlo, no solo porque mi familia me vea, eso era lo menos importante. Sino que podría incluso morir ahí, todo por la familia.
A mi vista yo no era el único en camino a la vela, la más adelantada era Mirabel, estaba muy claro que ella no dejaría que a su familia les pase algo por la vela, por si se apagaba.
Cerca se encontraba Isabela, corriendo detrás de Mirabel, se veía muy claro que ella no iba por la vela, iba por Mirabel. Ambos iban por Mirabel, la vela no les importaba en ese momento.
Detrás de ellas estaba Camilo, cambiando de formas para pasar los obstáculos que estaban en su camino.
La vela cada vez se hacía más y más pequeña, las puertas se iban apagando, la de Isabela primero, termino cayendo al suelo, una caída de dos metros o más. La casa estaba fallando por lo cuál no atrapo de Isabela de inmediato, solo bajo la dureza en la que ella cayó.
—¡Mirabel, ten cuidado! —le advertí a Mirabel, una parte del tejado estaba apunto de caer pero ella logró hacerse un lado.
Camilo estaba a nada de llegar a donde la vela, cuando su don se fue, su puerta se apagó y el cayó de una altura mayor a tres metros. Tuvo un fuerte golpe en las costillas al caer al suelo y tratar de ser salvado por casita.
Todos habían sido enviados afuera por la casa, menos yo y los tres Madrigal cerca mio.
Me quise asegurar de que estuvieran a salvo, pero no respondían, podía ser que sufrieron un fuerte golpe, pero Julieta tampoco podía curarlos del todo bien.
—¡Mirabel, baja de ahí y olvida la vela! —yo solo gritaba para que mi voz tenga mayor alcance de ser escuchado, pero aún así, Mirabel seguía luchando por tomar la vela. Ya nadie se encontraba a salvo. Temía que lo había visto se hiciera realidad.
Antes de ver como seguía esto, con el esfuerzo del mundo, casita nos llevo a Camilo, Isabela y a mi, fuera. Yo lejos del alcance de los adultos y ellos casi en brazos de sus padres. Los habían puesto a salvo.
—¡Camilo! ¡Mi niño! —Pepa y Felix gritaron al ver a su hijo, tenia heridas en sus manos y unos rasguños en su cara.
—¡¡Isabela!! —Julieta, Agustín y Alma corrieron a donde Isabela —reacciona, por favor...
Estaba poniéndome de pie cuando la casa empezó a venirse abajo de una maneras más grave.
Trozos muy grandes de pared comenzaban a caer, todos corrían por el temor de que les cayera una. Todos trataron de poner a salvo a su familia, pero mi madre Alma estaba anonadada, viendo como su hogar, o el lugar que alguna vez lo fue, se iba desmoronando.
Yo seguía a uno con mi vista, no, no, no, no... tenía que hacer algo. uno se aproximaba pronto a caer en la cabeza de mi mamá Alma.
Pero antes de que yo pudiera correr o hacer algo mínimo, sentí un dolor en la parte trasera de mi cabeza, al igual que los sonidos se empezaron a oír ahogados y lejanos. Mi vista con el pasar de los segundos se hizo oscura. Sentía todo mi cuerpo muy pesado, no podía siquiera sentarme. Fue ahí cuando supe que solo una persona podría hacer algo, y yo no pude hacer nada por mi propia madre, ni un maldito movimiento.
Antes de quedar inconsciente toque la parte inferior de mi cráneo, sin poder verlo pero si lo sentí, húmedo...
♪♪
O.
Mirabel hacia hasta lo imposible por tomar la vela, Julieta quería que su don funcionara aún. No sabía como, pero salvaría a su hija, su corazón aun latía. Ella tenia esperanzas.
Pepa tenia en sus brazos a sus tres hijos, pero más a Camilo, ella deseaba que despertara.
Bruno estaba tirado inconsciente, lejos de la casa, lejos de su familia. Su estado era grave, había tenido un fuerte golpe en la cabeza y no había quien se preocupara por él ahora.
Mirabel, con ayuda de la casita, había logrado obtener la vela. Con su atención puesta totalmente en la vela se olvido del peligro, para ella todo sería arreglado porque la vela ya estaba a salvo, ¿que no...?
—¡Mirabel, atrás de ti! —su madre seguía preocupada por ella, pero no podía hacer nada para ir con ella. Se lamentaría toda su vida si algo le llegara a pasar.
Su madre le quiso advertir de la mitad de una gran parte de la casa, iba hacía donde ella se encontraba y corría mucho riesgo.
Ella no tuvo el tiempo más suficiente que para bajar de ahí.
♪♪
—¡¡Mirabeeeel!! —Julieta tenia entre sus brazos a su hija, estaba llorado.
Las lagrimas no dejaban de salir de sus ojos, estaba rota.
Pego un grito tan fuerte que hizo a los demás asustarse pensando que también le había sucedido algo.
Los resto de su pasado hogar habían caído por encima de Mirabel, causándole un gran daño a pesar de que la casita había tratado de protegerla en el último tiempos que estuvo. Pero sus esfuerzos no sirvieron, tampoco las advertencias y ordenes que le habían hecho toda su familia para mantenerla a salvo.
—Mi hija... Mirabel... —Agustín también se sentía... no sabía como se sentía, estaba triste, preocupado, no sabía que hacer. Tenía que cuidar de su esposa y de sus hijas, Isabela con daños graves, Luisa con unos rasguños, pero salio ilesa.
Y Mirabel... muerta.
Luisa junto a Dolores había encontrado a su tío Bruno.
—A-abuela, ven, por favor... —Luisa estaba sorprendida por el estado en el que había visto a su tío.
—¡Brunito...! —Alma tomo la cabeza de su hijo entre sus manos —no, mi hijo... como pude, como pudo... —ella no encontraba las fuerzas para hablar, muchas tragedias en tan solo unos minutos. Así que de esto se trataba aquella visión.
Se dio cuenta demasiado tarde que la culpa no era de Bruno, ni de Mirabel, era solo de ella y nadie más.
Con ayuda de sus dos nietas llevaron a Bruno junto a su familia.
—Bruno... —dijeron sorprendidos todos los que estaban presentes y conscientes.
Julieta con una mano se tapo la boca, realmente sorprendida mientras que con la otra sujetaba a su hija.
—Bruno tenia un don... él nunca fue una maldición y nunca lo será —Alma con lagrimas sin dejar salir por los ojos, arrepentida por todos los malos tratos y ratos que le hizo vivir a su hijo, era demasiado tarde para despedirse.
Julieta, por primera vez estaba demasiado molesta como para gritarle a su madre, la culpó por la perdida de su hija, de su hermano y por las heridas de los demás.
—¡Mirabel murió por culpa tuya! ¡Bruno se sacrifico por culpa tuya! ¡Todo por una vela! el encanto jamás importo, todo esto es por... por tu ambición... —Julieta se hundió en llanto.
Ya no podían disculparse con ellos, pero serian honrados.
Dieron su vida por los demás, se sacrificaron para los Madrigal.
♪Fin.♪
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¿Don o Maldición? ♪Visiones♪ | Bruno Madrigal
Fanfiction¿Don o maldición? Todo era un caos desde que Bruno hacía visiones a los demás, odio injustificado caía hacía el. ¿Por qué nadie hablaba de él? ¿Qué había hecho para que lo tratarán así? Hasta su propia familia se había olvidado de él... El considera...