10. Desahogos y furia.

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Final parte 1.

O.

Mirabel había descansado, sus alucinaciones la dejaban fuera de sí en muchas ocasiones.

Aun en ese estado, ella sabía que debía ayudar, no sabía lo que sucedía pero algo pasaba con el encanto, con la casita, con su familia.

—Debo hacer algo, tengo que ayudar en algo a mi familia —Mirabel, aun recostada, seguía pensando en como ayudar a su familia.

Quería hacer lo posible por salvar a su abuela, por salvar el encanto, por salvar a su familia.

Tendría que saber como, pero ella no tenia ninguna idea. Solo había una persona en el mundo que sabía lo que pasaría, pero, ¿cómo encontraba a aquella persona?

Por otro lado, Alma se encontraba en la que alguna vez fue la habitación de Bruno, algo la hizo ir hacía ahí. Muchas cosas la tomaron por sorpresa, había, al parecer, una última visión. Otra que ella no había pedido.

—Hizo una última profecía antes de irse... —Ella, con mucho cuidado, tomo un trozo de los pedazos rotos que habían allí, enterrados en montañas de arena.

Lo observo con detenimiento, de nuevo estaba ahí. ¿Realmente era una parte importante para la familia Madrigal?

—Necesito buscarlo, debo saber el porqué hizo esto, todo esto no tiene sentido... ¿por qué solo hay tragedias para esta casa? —antes de irse, se metió solamente ese trozo a una muy pequeña bolsa que tenia.

Bruno. 

No, no podía pasar esto, digo, ¿por qué pasaría?

No tendría que venir a buscarme, ¿por qué mi mamá Alma había decidido buscarme después de diez años?

No era lógico, algo malo le pasaría. Pero ella no sabía donde buscarme, incluso por Dolores, con su increíble oído, no sabía si estaba cerca, lejos o a un lado.

—Lo necesito, ahora más que nunca... —Alma tenía una mirada muy apagada.

Tenía solo dos opciones:

Una: escapar y esconderme lejos de aquí.

Dos: aparecer frente a mi madre después de diez años solo porque me necesita.

—Dolores... si escuchas algo, avísame. 

—Claro, abuela...

Después de mas de cinco horas y por mi indecisión, Dolores logró encontrarme. No sé como, no se donde y no se con que sonido, pero lo hizo.

—Hola, tío Bruno, cuanto tiempo ha pasado... —Dolores no se veía contenta —escucha... yo sé porqué la abuela esta muy nerviosa. Últimamente, en la casa y sobretodo en la vela, se han apreciado cosas extrañas y la vela pierde su brillo. Ella quiere que...

—¡Dolores! —Alma, al notar mi presencia casi inexistente al lado de una maceta, se sorprendió, al parecer no esperaba verme tan pronto a pesar de estarme buscando —Brunito, mucho tiempo, ¿no crees? 

—Demasiado diría yo... 

—Brunito, yo tengo una petición, te suplico que veas más allá del futuro, la vela se apaga cada vez más y no se que hacer. La casita se cae en pedazos, la familia se desmorona, hay que hacer algo rápido, por el encanto.

Era claro que no me buscaba por amor, pero, ¿por una visión? ¿para qué? ¿para después culparme del futuro? a pesar de no estar tan cerca de ella por diez años, aún me sentía asfixiado por ella.

¿Don o Maldición? ♪Visiones♪ | Bruno MadrigalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora