YO SOY UN DEMONIO...

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La noche cayo pronto y Finnian se encontraba aun dormido en los brazos del pelinegro, Sebastian se paro con cuidado de la cama de manera en la que el rubio no se incomodara, se vistió para  comenzar a limpiar y  vestir al rubio. lo cargo llevándolo entre sus brazos hasta llegar a la habitación del menor y recostarlo para que siguiera durmiendo, el pelinegro antes de irse le dio un beso en en la mejilla al menor y lo cobijo -descansa niño-, el pelinegro desapareció con el viento de aquel lugar y llego a su habitación, se aseguro de hacer una limpieza rápida para que nadie notara lo que había sucedido horas atrás.

a la mañana siguiente Finnian despertó con una punzada en su cadera recordándole lo sucedido la noche anterior, pero no sabia como había terminado en su habitación, se levanto adolorido de la cama y se miro a un espejo y pudo notar algunas marcas en su pecho, el rubio se puso rojo de las mejillas corriendo a tomar un baño.

para Finnian era normal llegar temprano a la escuela aunque estaba sorprendido al ver a aquel pelinegro sentado en su escritorio leyendo algo  a esa hora, de nuevo había llegado temprano y el rubio no estaba listo para volverlo a ver, dio la vuelta y decidió retirarse del lugar sin que el otro se diera cuenta esperando a que llegaran mas alumnos al salón.

al concluir con la clase el pelinegro le pidió a Finnian que se esperara un poco mientras veía como todos los alumnos se retiraban incluyendo Ciel que le había hecho una cara de broma a Finnian, el rubio se acerco lentamente al escritorio y comenzó a jugar con sus dedos evitando hacer contacto con el pelinegro -¿pasa algo profesor?- dijo Finnian lo mas natural posible intentando no ponerse nervioso, mientras que el pelinegro le dedico una pequeña risa -¿acaso no me dirás Sebastian-San?..me gusto oirlo de ti-, Finnian al escuchar eso se puso completamente rojo y se alejo un poco -eso se me salió por impulso- vio como el pelinegro se acercaba a el y lo acorralaba en la pared -así que también los otros lindos sonidos fueron por impulso- dijo Sebastian con un tono tranquilo, el rubio lo aparto bruscamente -profesor lo que sucedió fue un error, usted y yo nunca debimos hacer eso- dijo Finnian algo nervioso. El pelinegro suspiro y tomo su distancia -eso ya lo veremos- Sebastian tomo su maletín y salió del lugar. Minutos después Finnian hizo lo mismo y se retiro a su casa. 

Pasaron los días y el rubio siempre evitaba hablar o hacer cualquier contacto con el pelinegro, lo cual molestaba a Sebastian.

Llego el fin de semana y al fin Sebastian pudo mudarse a una casa en la que por fin podría tener privacidad, ya que tras los sucesos con el rubio los sirvientes de la mansión lo miraban con incomodidad y otros con desagrado lo cual no le importaba al pelinegro. Su casa quedaba a unas cuadras de la escuela y también a unas cuadras de la casa de Finnian, termino de desempacar y volvió a explorar la casa, la sala era grande, el comedor igual y dos habitaciones con baño incluido y sin falta una oficina donde pudiera trabajar cómodamente. Un demonio tenía el privilegio de conseguir cualquier cosa con facilidad, para ellos el dinero era tan difícil de conseguir como cualquier otra cosa sin la necesidad de tener un trabajo, aunque Sebastian realmente quería tener al rubio en sus manos, esa alma tan brillante lo atraía mucho y su curiosidad crecía mas en el, realmente estaba fascinado por el rubio todo de el era perfecto.

En esa misma noche de domingo, Finnian apago las luces de su habitación y se fue a acostar mientras tomaba su celular y respondía algunos mensajes de Ciel, así permaneció durante una hora. Ya eran casi las 12 de la noche y los ojos del rubio comenzaban a sentirse pesados, dejo su celular en el mueblecito que se encontraba a lado de su cama y se acomodo de lado frente a la ventana mientras admiraba la luz de la luna y las hermosas estrellas, parpadeo por unos segundos y una silueta familiar apareció en frente de el, eso realmente lo había dejado paralizado. El rubio estaba apunto de gritar cuando la silueta tapó su boca, escalofríos cubrían todo su cuerpo y su respiración se aceleraba cada vez mas mientras su vista era borrosa al punto de desmayarse.

Finnian despertó de un salto, miro a su alrededor y noto que ya no se encontraba en su habitación -veo que ya despertaste- dijo el pelinegro sentándose a un costado de la cama, -¿d-donde estoy?..- dijo el rubio mientras sentía como su corazón palpitaba rápido por los nervios, no sabia como había terminado en aquel lugar -¿acaso me secuestraste? Eso es imposible ¿como entraste a mi habitación?- seguía hablando el rubio mientras se levantaba de la cama y se alejaba del pelinegro -en primera estas en mi casa en mi habitación, segunda no es un secuestro aunque no me diste opción...me irrita ser ignorado por ti y tercera ¿realmente quieres saber?- dijo el pelinegro mientras se acercaba al rubio quedando a unos centímetros de el. -¿Quien o qué eres?- dijo Finnian en un aura llena de miedo y desesperación, -¿qué es lo que quieres de mi?- el pelinegro pego su mano a la pared y se acerco a los labios del menor robándole un beso, -por favor no me robes la poca paciencia que tengo de no hacerte algo...- el pelinegro relamió sus labios, manteniéndose inclinado para poder ver a los ojos al rubio -si quieres saber lo que soy mírame atentamente a los ojos- dijo Sebastian tomando del mentón al menor para que no apartara su vista de el. La iris de sebastian se torno aun rojo mas brilloso y sus pupilas tomaron la forma como la de un felino, -veras niño...yo soy un demonio- dichas esas palabras el pelinegro sus ojos volvían a la normalidad mientras veía como el rubio quedo sorprendido mientras seguía pegado a la pared. -los ojos de un demonio son hermosos- dijo el rubio mientras aun seguía sorprendido, el pelinegro quedo sorprendido ante el comentario del rubio, pero pudo notar como a este se le tornaba una pequeña sonrisa en su rostro mientras sus ojos se llenaban de emoción, -nunca pensé que vería un demonio..¿acaso es esto un sueño?- seguía diciendo Finnian con una emoción, -¿no te doy miedo?- dijo el pelinegro. -¿por que tendría miedo?..profesor esto es impresionante, desde pequeño he leído sobre los demonios- el pelinegro solamente suspiro y se rasco la cabeza -vaya me dejaste sorprendido, normalmente pensé que huirías- tomo la mano del rubio y lo regreso hasta la habitación del menor -descansa niño...- el pelinegro desapareció de aquel lugar sin esperar ninguna respuesta del menor -y-yo estoy en mi habitación.- se sentó en su cama y dejo caer su cuerpo.

CONTINUARA...



ESTOY A SUS PIES PROFESORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora